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Un policía de la unidad científica busca pistas junto a un bidón con un cuerpo en Ciudad Juárez. :: REUTERS
MUNDO

Calderón se redime en Ciudad Juárez

El presidente mexicano anuncia un millonario plan social para tratar de frenar la violencia tras la masacre de 18 estudiantes

MILAGROS L. DE GUEREÑO
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El presidente de México, Felipe Calderón, intentó redimirse ayer en Ciudad Juárez. El mandatario conservador se desplazó al epicentro de la sangrienta lacra del narcotráfico para pedir perdón con hechos por un desafortunado comentario. Durante su reciente viaje a Japón, se vio sorprendido por la noticia de la masacre de 18 jóvenes en una fiesta de cumpleaños en la urbe fronteriza. Rápidamente, atribuyó la matanza a un ajuste de cuentas más entre bandas, pero las víctimas eran en realidad estudiantes inocentes. El Gobierno se disculpó de inmediato. Ahora, Calderón pretende hacer olvidar su error con un plan social que borre los estigmas que asfixian a la ciudad.

El proyecto se llama Plan de Intervención Juárez. Está dotado con unos 170 millones de euros y combatirá la delincuencia con un ambicioso paquete de medidas sociales. El Gobierno pretende fomentar la educación con la apertura de nuevas escuelas, impulsará el tratamiento de las distintas adicciones y se volcará en la creación de empleo para frenar la pobreza. Calderón avaló ayer su compromiso con una especie de Consejo de Ministros en la urbe, que amaneció completamente blindada. En total, siete miembros del Gabinete y el procurador (fiscal) general de la república acompañaron al mandatario conservador en su tercera visita a la ciudad.

El objetivo de Calderón al asumir su cargo en 2006 fue combatir la violencia desplegando 40.000 militares en las zonas más calientes del país. La presión del Ejército y la Policía contra los grandes carteles agitó el avispero. La reacción fue un terrible aumento de los ajustes de cuentas, las ejecuciones y los asesinatos.

Amplios sectores de la sociedad mexicana critican que las armas, lejos de controlar la situación, han dejado un saldo de casi 18.000 muertos en tres años. En Ciudad Juárez esta oposición también se ha dejado sentir especialmente después de la muerte de los estudiantes. El presidente, sin embargo, sigue convencido de que su plan es fundamental. «Contra lo que algunos, equivocada o malintencionadamente han dicho, la violencia no obedece a la presencia de las fuerzas federales». Calderón recordó recientemente que envió a la urbe fronteriza las Fuerzas Armadas en respuesta a la llamada de socorro de los poderes locales, que se vieron «totalmente rebasados» por la criminalidad y las disputas «violentas e irracionales» del narco.

«Reconstruir la autoridad»

Pese a que el despliegue militar no logra pacificar la ciudad, Calderón agregó antes de su viaje que no dejarán «solos» a sus habitantes. Incluso avanzó que el Ejército permanecerá en la localidad del estado de Chihuahua «hasta que logremos reconstruir la autoridad y efectividad de la Policía local, principal responsable de la seguridad».

Los juarenses, mientras tanto, se confiesan desesperados . Diarios locales sostienen que miles de familias han huido dejando cientos de casas abandonadas. En el plano comercial, miles de negocios de todos los sectores han cerrado y decenas de ellos han sido incendiados. Los residentes y empresarios que permanecen en la ciudad deben enfrentarse diariamente con el riesgo de un secuestro o la posibilidad de verses sorprendidos en un fuego cruzado.

Federico Ziga Martínez, presidente de los empresarios gastronómicos, considera que viven en un «estado de emergencia». «Necesitamos recursos para salir adelante en esta guerra contra el narcotráfico», clamaba. Ayer, Calderón les lanzó su mayor salvavidas en forma de inversión sin precedentes. El alcalde, José Reyes Ferriz, no pudo más que aplaudir la iniciativa. «Los programas sociales pueden convertirse en una alternativa para hacer frente a la delincuencia», deseó.