Jean-Pierre volvió a erguirse
La Iglesia ha reconocido 67 milagros. Entre los últimos, el caso de un vecino de Angulema que sanó de una esclerosis
Actualizado: GuardarLourdes es sinónimo de milagro. El santuario francés ha hecho de las curaciones inexplicables una de sus principales razones de ser y cada año es visitado por cerca de 80.000 enfermos que no pierden la esperanza de que su salud mejore. Es verdad que los avances médicos y la 'racionalización' de la fe cristiana han suavizado el primitivo fervor milagrero, pero la sanación sigue siendo el santo y seña de las peregrinaciones. Teótimo González, el capellán que atiende a los visitantes en español, habla de una fe «más madura» y recuerda que la principal enfermedad de la mayor parte de los actuales visitantes «es la edad».
La Iglesia católica ha reconocido 67 milagros desde las primeras apariciones de 1858. No es un proceso sencillo. El enfermo que dice haber sanado tras su paso por el santuario debe comparecer ante un tribunal médico -Medical Bureau-, que analiza minuciosamente el caso. El protocolo es muy estricto y sólo una mínima parte de los expedientes analizados supera la criba. En la actualidad hay más de 6.000 casos en estudio. El informe pasa después a una comisión eclesiástica presidida por el obispo de la diócesis a la que pertenece el feligrés. Entre que se produce la sanación y se reconoce el milagro pueden pasar muchos años. En el caso de Jean-Pierre Bely, un enfermero de Angulema protagonista de una de las últimas curaciones que han merecido el reconocimiento de milagro, un total de doce. Bely acudió en octubre de 1987 postrado en una camilla a Lourdes aquejado por una esclerosis múltiple. La Administración francesa le había reconocido una invalidez del 100% y desde hacía años era totalmente incapaz de erguirse. A los pocos días de haber visitado el santuario, los síntomas de su enfermedad remitieron de forma inexplicable y era incluso capaz de volver a caminar. El médico que le atendió, que era agnóstico, reconoció abiertamente que no se explicaba lo sucedido. Bely regresó como voluntario a Lourdes hasta que murió el año pasado de un cáncer.