El pacto de Estado naufraga antes de nacer
El Ejecutivo prefiere los compromisos concretos y la oposición no lo ve porque el presidente está «desnortado» CiU, promotora de la idea, no encuentra disposición ni en el Gobierno ni en el PP para fraguar el acuerdo
MADRID.Actualizado:El pacto de Estado anticrisis propuesto por CiU para poner en marcha las reformas que exige la situación económica que atraviesa España se puede dar por muerto antes de haber nacido. Josep Antoni Durán i Lleida, el portavoz parlamentario de los nacionalistas catalanes, no pudo ser ayer más claro: «El presidente José Luis Rodríguez Zapatero no tiene intención alguna de liderar el pacto y tampoco en el PP he visto receptividad».
Durán llegó a esta conclusión tras una reunión, que iba a ser discreta pero acabó en boca de todos, de algo más de media hora con Mariano Rajoy, y de escuchar, por segundo día buenas palabras de Zapatero, pero sin decir que sí a la pregunta de si estaba dispuesto a liderar un gran acuerdo de Estado. «PSOE y PP usan la crisis como instrumento de confrontación política y juegan con el pan de la gente», resumió el portavoz de CiU.
El escepticismo de la federación catalana está bien fundamentado, según confesaron fuentes socialistas y según vino a reconocer el propio Rajoy en los pasillos de Congreso, cuando dijo: «Con este Gobierno es difícil ir a ninguna parte porque está desnortado». En su opinión, todo diálogo sobre política económica es inútil si el Ejecutivo no «rectifica» porque va «de error en error», y, además, apostilló, «son ellos (los socialistas) los que no quieren pactar con nosotros (los populares) por problemas ideológicos, según reconoció Zapatero».
Durante estos tres días ni Gobierno ni PP han querido ser los malos de la película y ser el primero en decir que no a la oferta de CiU, pero ninguno de los dos piensa decir que sí. El jefe del Ejecutivo, como ya hizo el martes en el Senado, se limitó a «agradecer (a CiU) su voluntad de llegar a acuerdos» y comprometió «la máxima voluntad de diálogo» del PSOE para acordar las reformas que el Gobierno va a llevar al Parlamento, pero se desentendió del pacto global.
El portavoz de CiU, sin embargo, no piensa darse por vencido y volverá a plantear la necesidad del pacto de Estado el próximo miércoles, en el pleno del congreso sobre la situación económica. Durán i Lleida ya propuso hace diez meses una reedición de los pactos de la Moncloa de 1977 para afrontar la crisis, pero su iniciativa se la llevó el viento. Su insistencia ahora se debe a que, explicó, «es más necesario que nunca» dada la gran debilidad de la economía española, su incapacidad para crear empleo y el problema de falta de credibilidad internacional.
Lo hará, no obstante, sin demasiada esperanza porque cree que al presidente del Gobierno «le faltan reflejos para liderar el pacto» y «no es consciente de la gravedad de la situación». Llegó a este convencimiento después de que Zapatero insistiese ayer en que España, está «a punto de salir de la recesión» y que «la economía no está peor ahora que hace seis meses».
Si su intento no sale, el portavoz de CiU no está dispuesto a convertirse en socio del Gobierno ni tampoco a acoplarse en la estrategia opositora del PP. También tiene claro que no continuará con la labor de mediación entre Zapatero y Rajoy porque «no serviría de nada, ya que tienen posiciones enfrentadas y muy definidas».
Acuerdos sectoriales
El Gobierno siempre ha mantenido la tesis de que el acuerdo de Estado sobre política económica es «innecesario» porque España no se encuentra en una situación tan excepcional como la que justificó los 'Pactos de la Moncloa'. El Ejecutivo, más bien, se inclina por lograr acuerdos concretos y con objetivos precisos, al estilo del Pacto de Toledo. Lo intentará en las con la Ley de Economía Sostenible, el plan de reducción del déficit, la reforma de las pensiones, o los pactos de Educación y Energía, entre otros.
En el grupo socialista tampoco creen necesario el pacto de Estado y además piensan que el PP nunca participaría. Fuentes del grupo gubernamental entienden además que detrás de la propuesta también está el intento de CiU de recuperar una imagen de partido centrista y comprometido con la política de Estado ante las elecciones autonómicas catalanas de otoño próximo que haga olvidar la política soberanista que ha practicado en los últimos años.