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España ya no es un 'cerdo' más
Las agencias de calificación se abren a la posibilidad de mantener la nota máxima adjudicada a la deuda nacional El Gobierno logra que los analistas anglosajones suavicen sus críticas al estado de su economía
MADRID. Actualizado: GuardarLa gira de las autoridades económicas españolas por centros financieros europeos y, sobre todo, el anuncio de que la Unión Europea no dejará caer a Grecia tuvieron un sensible impacto sobre la opinión de analistas y expertos. De la noche a la mañana, España dejó de ser un 'cerdo' más, según el acrónimo que medios de información anglosajones utilizaron para agrupar a los países del sur de Europa, en mayores dificultades.
España parece despegarse del grupo, porque las agencias de calificación se han apresurado a confirmar la 'nota' que la deuda nacional les merece y opinan que no experimentará cambios y seguirá en niveles máximos. «Creemos que la economía española se mantendrá en triple A», adelantó el responsable para Europa de Fitch. Curiosamente, Brian Coulton asimiló los requerimientos para España a las exigencias que debieran cumplir Francia y el Reino Unido, una más creíble consolidación fiscal. No obstante, Coulton incidió en el punto débil de la economía española: la debilidad del mercado laboral.
Moody´s, otra agencia de calificación que mantiene a España en el punto de mira, ha emitido un informe en el que considera que la valoración de la deuda en el máximo nivel «está bien anclada». A su juicio, Grecia, Portugal y España «no comparten el perfil de riesgo».
Y los expertos que colaboran con el 'Financial Times' -destinatarios de los principales esfuerzos del Ejecutivo español por influir en los mercados, marcando las distancias entre la economía española y la de otros socios del euro-, han dado un decisivo paso adelante al considerar que la situación de la economía española es más asimilable a la del Reino Unido que a la de Grecia. Advierten, previamente, que «un desempleo crónico, en un rígido mercado laboral» es un problema endémico en España, y presenta un riesgo mayor que el de los abultados números rojos.
Por añadidura, los analistas del periódico, que consideran «serios» los planes del Gobierno de Zapatero para reconducir el déficit público desde el 11,4% del PIB hasta el 3% en apenas cuatro años, se interrogan sobre el realismo de tan drástico recorte. ¿Podrá aguantar el Ejecutivo la inevitable lucha política?, se preguntan.
Directivos empresariales españoles no han ocultado su inquietud por este interrogante. Que no se abra la puerta a un plazo más largo, sugirieron.
La comparación de España con otros socios de la Unión Europea arroja similitudes y diferencias notables. La Oficina Estadística Europea (Eurostat), un registro neutral respecto a los intereses nacionales, deja bastante claros los términos de ese cotejo. Y muestra, a la vez, equivalencias sorprendentes.
Ocurre que casi todos los indicadores de la actividad económica española se alinean con el promedio de la zona euro y de la Unión Europea con dos excepciones: un más acusado retroceso del consumo y la inversión, y el mayor impacto del gasto público sobre las finanzas del conjunto de las administraciones. Detrás de ambas trayectorias está la dramática evolución del mercado de trabajo.