Duelo en el mar
Después de dos años de litigios y demandas, la Copa América de vela regresa con el enfrentamiento de dos magnates de las finanzas a bordo de barcos espectaculares
Actualizado: GuardarOlviden cuanto saben de la Copa América, renuncien a los rudimentos que posean sobre el mundo de la vela y dispónganse a disfrutar de un duelo a muerte entre dos todopoderosos navegantes multimillonarios.
Larry Ellison, la cuarta fortuna del mundo y patrón del gigantesco trimarán BMW Oracle, se verá las caras hoy en el campo de regatas de Valencia con el Alinghi, el catamarán del suizo Ernesto Bertarelli, defensor de la Jarra de las Cien Guineas. El trofeo más antiguo del mundo es algo así como el Santo Grial para los navegantes norteamericanos. Desde que en 1995 el Black Magic neozelandés arrebató la copa al Young America de John Marshall en la propia bahía de San Diego, Estados Unidos ha convertido la reconquista del trofeo casi en una cuestión de estado.
Larry Ellison, un tipo hecho a sí mismo, hijo de soltera y sin títulos universitarios, propietario de una fortuna personal estimada en 22.500 millones de dólares, quiere pasar a la historia como el hombre que devolvió la Jarra a su país, el artífice de esa reconquista marinera.
En el salón de su yate privado anclado ahora en Valencia, el Rising Sun (el tercero más grande del mundo con sus 135 metros y más rápido que cualquier unidad de la Armada de EE UU), Ellison mandó construir una vitrina para acoger la Copa América. Pese a todos sus intentos sigue vacía.
Y Ellison es un hombre acostumbrado a salirse con la suya.
Su encarnizado enemigo se llama Ernesto Bertarelli, la primera fortuna de Suiza, MBA por Harvard, hijo de empresario farmacéutico y un apasionado de la vela, afición que practicaba en el lago Lehman y en el Mediterráneo desde crío. Su entusiasmo por los barcos le llevó a liderar el proyecto de la Société Nautique de Genève, que en 2003 arrebató el trofeo a los kiwis en la bahía de Auckland por un sonrojante 5 a 0. El hecho de que Suiza no tenga mar hizo que la XXXII edición de la Copa América llegara al Mediterráneo. En 2007, el Alinghi de Bertarelli endosó un 5-2 al Team New Zealand en el campo de regatas valenciano y conquistó la Jarra.
En esa edición, la Copa América dio un espectacular salto. Los imponentes cascos recorrieron los mares del planeta y dieron un impulso gigantesco al hasta entonces reservado mundo de la navegación. Sin embargo, todo lo conseguido entonces se ha ido casi al garete tras más de dos años de litigios y demandas para definir las normas de la presente regata.
Los juristas de BMW Oracle lograron en los tribunales que el Desafío Español, contrincante oficial, fuera desposeído de ese título. Al tiempo, esas decisiones dieron al traste con la Copa Louis Vuitton, de donde salía el competidor, y dejaron sin empleo a cientos de navegantes e ingenieros enrolados en los distintos desafíos.
Como propietario de la Copa (Defender) le correspondió luego a Alinghi desarrollar las normas de la competición recogidas en el Deef of Gift, la auténtica Constitución que rige la prueba, siempre con el acuerdo del desafiante (Challenger). «En 1851 no había casi reglas; tampoco boyas, neumáticas ni espectadores. Así que ahora se disputa al mejor de tres regatas: dos barlovento-sotavento, ida y vuelta, de 40 millas; y un triángulo de 19 millas de lado», explica Pablo Díaz-Munío, navegante y médico del Desafío Español.
Los suizos (en realidad una tripulación multinacional con Bertarelli a la caña y con el catalán Joan Vila de navegante), han escogido Valencia después de que los tribunales les echaran atrás la sede prevista de Ras el Jaima, en los Emiratos Árabes.
Los barcos que hoy compiten al mejor de tres regatas son dos multicascos, «los más grandes, rápidos, peligrosos y frágiles de los casi 160 años de historia de la regata», según Pedro Campos.
El Alinghi 5 tiene dos patines que se posan sobre el agua y una anchura total similar a dos pistas de tenis. Mide 27,4 metros de eslora (largo) y arma a proa un apéndice (botalón) capaz de sostener el mayor gennaker del mundo: 1.100 metros cuadrados de vela. Para volar.
Como una concesión a los nuevos tiempos, Alinghi ha 'permitido' que los catamaranes usen motores para cazar y trimar las velas, un hecho novedoso en el mundo de la vela de competición y muy contestado por los aficionados. Se reduce el número de tripulantes y el tiempo necesario en la realización de las maniobras. El mástil que soporta la vela mayor mide 50 metros.
Su enemigo, el USA 90 de BMW Oracle, es un trimarán (un casco central y dos cascos laterales) bautizado como Dogzilla, por su aspecto amenazador. Sin embargo, lo más espectacular del velero es el diseño de su mástil ala de ¡¡¡68 metros de altura!!!, casi el doble que el ala de un Boeing 747, y dotado de ocho flaps que pueden ser ajustados de forma independiente para mejorar el trimado de la vela. En la regata del lunes, suspendida por falta de viento, sólo nueve hombres manejaban el ingenio. A bordo de Alinghi iban catorce.
Tres veces más veloces que el viento
Larry Ellison se ha rodeado de los mejores técnicos y navegantes del mundo. De hecho, ha logrado el regreso a la competición del neozelandés Russell Coutts, presidente ejecutivo del club americano, y el más laureado patrón de la Copa América, ganador de la Jarra con el Black Magic y el Team New Zealand y convertido luego en 'traidor' a su país por pasarse al equipo Alinghi. Dos asociaciones nacionalistas neozelandesas llegaron a acusarle de «desertor» y de ser un héroe «vendido al enemigo».
El BMW Oracle lleva a la caña a otro kiwi, James Spithill, un fenómeno trotamares que estuvo enrolado en el equipo italiano Luna Rossa. Ambos rivales se han rodeado también de especialistas en multicascos, obviamente franceses, los más experimentados navegantes en este tipo de embarcaciones. Loïck Leyron asesora a los suizos y Franck Cammas, a los americanos.
Los dos veleros son capaces de navegar tres veces más rápido que el viento presente en la mar. Pero el campo de regatas, de 20 millas de extensión y alejado de costa, no va a permitir ver enfrentamientos tan directos como en ediciones precedentes. «Esa será una parte del drama, aún no sabemos cuál de los dos es más veloz», apunta Javier Cuevas, ingeniero en BMW Oracle.
La información meteorológica, siempre determinante, adquiere con semejante extensión una importancia capital. Las 'gomonas' con medidores de viento han pasado a mejor vida. Alinghi dispone ya de dos hidroaviones ultraligeros tripulados que chequean el área de competición.
La disputa de la Jarra de las Cien Guineas tiene el aspecto de haberse convertido en algo personal. El sábado, Ellison dio plantón a Bertarelli en un encuentro con la prensa celebrado en Valencia. La cita pretendía que ambos patrones posaran junto al trofeo en litigio y limaran, en la medida de lo posible, las asperezas surgidas tras casi dos años y medio de pleitos. No fue posible. Aunque los 65 años de Ellison no le permiten llevar ya el timón del trimarán volador, hoy los dos se verán las caras en el agua. El duelo está servido.