David Cameron. :: EFE
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Brown busca el apoyo de los liberales con una reforma electoral

La medida podría quedar en el aire si los conservadores consiguen la mayoría en los próximos comicios generales

LONDRES. Actualizado: Guardar
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El Gobierno británico llevó ayer a votación una propuesta para convocar el año próximo un referéndum sobre la reforma del sistema electoral, y que por tanto no afectará a las próximas elecciones generales. Sin embargo, el Ejecutivo ya admitió que difícilmente la propuesta conseguirá superar todos los trámites parlamentarios antes de los comicios convocados, y los conservadores ya anunciaron su oposición a ella, por lo que quedará en papel mojado en caso de que estos lleguen al poder.

El primer ministro Gordon Brown presentó esta propuesta la semana pasada con el argumento de que restablecerá la confianza en los diputados, cuya reputación quedó maltrecha por el escándalo de los excesivos gastos. Pero hay también un interés electoralista en el asunto, puesto que hace un guiño al Partido Liberal Demócrata, la tercera fuerza política, que sin embargo reclama una reforma más profunda.

Si ninguna de los dos grandes formaciones política obtiene una mayoría suficiente en las urnas, los Liberal Demócratas tendrán la llave para formar gobierno. De ahí que afirmaran que esta propuesta representa «una conversión en el lecho de muerte», recordando que ya Tony Blair prometió una reforma electoral en su programa antes de ganar las elecciones de 1997.

El sistema actual británico, conocido como 'first past the post', es de mayoría simple, es decir, gana aquel que obtiene el mayor número de votos en una circunscripción. Mientras que el sistema propuesto, llamado voto alternativo, permite a los electores apoyar a diferentes candidatos estableciendo un orden de preferencia sucesivo.

De este modo, en un primer escrutinio de las papeletas, si ninguno de los aspirantes supera el 50% de los votos, se pasa a un segundo recuento, lo que implica que se descarta al candidato que haya obtenido menos votos, y se traspasan a los que aún quedan en la contienda, y así sucesivamente hasta que uno llega al 50%. Se considera que este modelo propicia mayor consenso porque el vencedor requiere una mayoría absoluta.

Los Liberal Demócratas reclaman un sistema de representación proporcional que haga justicia a su peso político. En las últimas elecciones, esta fuerza tuvo que conformarse con el 9% de los escaños pese a obtener el 22% de las papeletas.