Sociedad

España busca su Soldado 2.0

Los 'combatientes del futuro' incorporan un ordenador, un visor en el casco y pueden disparar con fiabilidad sin exponerse

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las guerras ya no son lo que eran. Los enemigos de ahora se esconden, rehúyen el combate abierto, se camuflan entre la población, viven en las ciudades, compran en los mercados, comen y duermen con sus familias. Hasta que un día, de repente, se despiertan, entierran una mina o estrellan un coche bomba o montan una emboscada. Con mayor o menor agilidad, todos los grandes ejércitos se han dado cuenta de que el siglo XXI requiere de nuevas habilidades militares y están invirtiendo mucho dinero en investigación. España ha empleado 25 millones de euros en desarrollar el programa 'Comfut' (combatiente futuro), cuyos primeros frutos ya se están recogiendo. La empresa concesionaria, EADS CASA, entregó en diciembre de 2007 el primer pelotón, formado por doce equipos individuales completos. El precio estimado para cada unidad se calcula entre los 16.000 y los 20.000 euros y Defensa podría adquirir entre 7.000 y 9.000 ejemplares.

A simple vista, la mayor novedad reside en el complejo nudo de comunicaciones en que se convierte cada soldado. En un ordenador ultracompacto, el combatiente podrá ver el mapa del campo de batalla, con las posiciones de las tropas amigas y de aquellas enemigas que se hayan descubierto. De esta manera, podrá estar en contacto con sus compañeros y conocer, en tiempo real, lo que sucede en su entorno. «Es quizá lo más espectacular del proyecto -reconoce Lasterra- y servirá, sobre todo, para que los oficiales y los jefes de equipo tengan clara la ubicación de las unidades; aunque falta por determinar cuánta es la cantidad de información ideal, porque un exceso de datos también puede resultar paralizante». Esta aportación resultará especialmente útil si, como ya sucede, los campos de batalla dejan de ser campos para convertirse en avenidas, callejones o solares.

Pero Lasterra supone que las novedades mejor recibidas por la tropa serán más modestas y llegarán en sus armas y en sus uniformes. El fusil de asalto seguirá siendo el HK G-36, que a sus evidentes cualidades une una apreciable ductilidad: la incorporación de visores, linternas y otros accesorios ofrecerán mejoras en el tiro. En cuanto a la ropa, además del cambio en el patrón de camuflaje, se han confeccionado prendas térmicas y livianas, que redunden en un mayor confort del soldado.

El mayor desafío

Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los diseñadores del 'Comfut' es la fuente de energía: ¿qué sistema empleamos para cargar el ordenador y los aparatos de comunicaciones? El asunto no está todavía resuelto y entraña un desafío notable para los investigadores, porque se debe conceder al soldado la mayor capacidad de movimiento. La intención es que el peso de todo el sistema no supere los 25 kilos para una misión de 24 horas. Por el momento, se emplean baterías de litio-ión de la empresa francesa Saft, pero los técnicos siguen rompiéndose la cabeza para dar con un truco ligero, barato y eficaz. Incluso se está estudiando cómo aprovechar la energía que todo soldado produce al caminar, aunque, de momento, sin resultados convincentes.

La tecnología, en fin, abrazará al soldado del siglo XXI: gracias a un visor incorporado en el casco, podrá disparar sin necesidad de asomar la cabeza e incluso dispondrá de trajes especiales, con reducción de la señal de calor que produce el cuerpo humano. Además, ya se está estudiando la aplicación del Biosen: varios sensores fisiológicos que miden la temperatura, el ritmo cardiaco y la cantidad de oxígeno en sangre. Cuando uno de estos indicadores se sale de madre, el Biosen envía una señal de alarma. Avances materiales y tecnológicos que buscan adaptarse a las nuevas guerras y a enemigos cada vez más difusos, que huyen del campo abierto y prefieren esconderse entre la multitud. Aunque, como recuerda Mariano Casadado, «la seguridad total es imposible».