El Gobierno atenazado
Zapatero debe reconocer que necesita de los demás para que España recupere su crédito
Actualizado: GuardarEl Gobierno ha decidido reaccionar ante su pérdida de credibilidad en las dos direcciones más sensibles para su ejecutoria: tratando de paliar, por una parte, la desconfianza generada en los mercados internacionales respecto a la gestión pública de la economía española, e intentando contrarrestar, por la otra, las crecientes reservas que el liderazgo de Rodríguez Zapatero suscita en las propias filas socialistas. A partir de ahora el presidente deberá aportar bastante más que el enunciado de convicciones relatadas en primera persona. De lo contrario el Gobierno se verá atenazado sin remisión entre las exigencias de la economía internacional para que impulse reformas estructurales en España, y los recelos que su sola mención genera en la entente sindical que le ha venido prestando apoyo con el fin de minimizar los cambios demandados. La probable existencia de intereses dispuestos a purgar a cuenta de España los males que padecen todos los países europeos en ningún caso puede servir de excusa al Ejecutivo español. Nuestro país y su Gobierno deben responder de su situación y demostrar su solvencia, actual y futura, sencillamente porque ha sido puesta en cuestión con argumentos que deberán desmontarse a base de datos y compromisos reales. Pero si hay alguna responsabilidad en la que deliberadamente ha incurrido Rodríguez Zapatero es la obstinación de diseñar la política económica y presupuestaria sin atender indicaciones que contradijesen el impulso optimista de su voluntad, remodelando el Gobierno para que prevaleciera ésta, y despreciando la eventualidad de un gran pacto de Estado frente a la crisis. En este sentido el ofrecimiento realizado por Artur Mas -independientemente del sentido de la oportunidad que denota en medio del clima preelectoral que vive Cataluña- emplaza directamente al Gobierno y más indirectamente al principal partido de la oposición. La política española no podría aportar mayor confianza a los mercados y a la propia sociedad que mediante un amplio entendimiento para la reactivación. Pero para que la oposición, popular o nacionalista, se apreste a retratarse ante la opinión pública es imprescindible que Rodríguez Zapatero se avenga a reconocer que precisa de los demás para que España recupere su crédito. Algo que deberá dejar claro en el pleno parlamentario forzado ayer por los grupos de la oposición.