Un general español, jefe de la FINUL
COMANDANTE DE CABALLERÍA, ABOGADO Y ECONOMISTAActualizado:El pasado día 28 de enero, el general español Asarta Cuevas, tomó posesión como Jefe de las Fuerzas Interinas de las Naciones Unidas en el Líbano, FINUL, en las que España participa desde el año 2006.
El origen de la participación española en FINUL, se encuentra en la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, prorrogada por la 1773, 1852 y por la 1884, de momento, hasta el 31 de agosto de 2010, y tiene por difícil misión la de preservar el cese de hostilidades alcanzado entre Hizbulah e Israel.
En la actualidad FINUL esta compuesta por unidades de 21 países que aportan un total de 12.500 efectivos. España es el cuarto país contribuyente en tropas, con un contingente de 1.100 soldados acantonados en la Base Miguel de Cervantes.
Una vez alcanzada la paz con Egipto en 1979 y con Jordania en 1994, la única frontera terrestre de Israel 'caliente' es la frontera norte con Siria y Líbano, y en concreto, la denominada línea azul, que es la demarcación entre Líbano e Israel, establecida por las Naciones Unidas.
Líbano, que en tiempos se le denominaba la Suiza de Oriente, lleva décadas de inestabilidad debido a su complicada situación demográfica, así como a las injerencias extranjeras, Siria, Israel, y más recientemente Irán, sin olvidar a Francia y a EEUU. La población de Líbano es cristiana en un 40% (principalmente maronitas, con importantes comunidades ortodoxas, católico orientales, ortodoxos armenios, católicos armenios, asirios, católicos caldeos y protestantes) y un 60% musulmana (25% chiítas, 27% sunitas, 5% drusos y un 1% alawita). Además hay que tener en cuenta la existencia de refugiados armenios 4%, y sobre todo palestinos, en un 9,5% del total de la población.
La guerra civil libanesa (1975-1990) se cerró, quizás en falso, con los Acuerdos de Taif, que estableció la reforma política, actualizó las relaciones entre la Siria sunita, y se diseñó un marco para la retirada gradual de las tropas sirias del Líbano. La resolución 1559 del Consejo de Seguridad asumió bastantes puntos de los Acuerdos de Taif. Por Ley, el cargo de Presidente de la República debe ser ocupado siempre por un cristiano maronita, el de Primer Ministro por un suní, y el de Presidente del Senado por un chií, con el fin de que ninguna minoría pueda quedar discriminada por el gobierno.
Los musulmanes consideran que están subrepresentados en la actualidad, y los chiitas además, se consideran desheredados de la fortuna. En esta situación nace y crece Hizbulah, Hezbollah, o Partido de Dios, organización armada chiíta, terrorista según los EEUU, pero no, según la UE, con fuertes lazos el Irán chií, que se ha convertido en un verdadero estado dentro del Estado libanés, con una tupida red de hospitales, escuelas y gobiernos locales que les ha granjeado muchos adeptos, y cuyo primer objetivo era expulsar a los judíos del sur del Líbano. Una vez consumada la retirada israelí del Líbano en el año 2000, su objetivo es estar en condiciones de repeler posibles ataques procedentes del sur, aunque no es menos cierto que no ha dejado de hostigar a las poblaciones civiles del norte de Israel con los conocidos cohetes Katiuska. Hizbulah no se ha desarmado a pesar de las reiteradas resoluciones de las Naciones Unidas que así lo exigen.
El 12 de julio de 2006, miembros de Hizbulah tendieron en la frontera una emboscada a una patrulla israelí, matando a ocho soldados y tomando como rehenes a otros dos. Simultáneamente, y como maniobra de distracción, Hizbulah lanzó un ataque sobre asentamientos civiles del norte de Israel con cohetes Katiuska, hiriendo a cinco civiles. Israel consideró el ataque de Hizbulah como un acto de guerra, y respondió con una operación de castigo de amplias dimensiones, donde murieron más de mil libaneses, muchos de ellos miembros del Partido de Dios.
Con la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se alcanzó el alto el fuego, se instó al cumplimiento de los Acuerdos de Taif, al respeto de la Línea Azul entre Líbano e Israel, al establecimiento entre dicha Línea Azul y el río Litani, al sur del Líbano, de una zona libre de todo personal armado, bienes y armas, excepto los del Gobierno del Líbano y de la FINUL, así como el desarme, no llevado a cabo, de Hizbulah.
El gobierno español en una decisión no exenta de muchos riesgos, decidió nuestra participación en FINUL, al amparo de la resolución 1701, cuyo mando le corresponde en la actualidad al general Asarta, participación que es la más delicada de todas cuantas España interviene, Afganistán es la más peligrosa, y que ya ha costado la vida a seis soldados de la Brigada Paracaidista. Es imposible anticipar el resultado de FINUL, así como el fin del conflicto árabe-israelí, pero está fuera de toda duda que la pacificación de la Línea Azul es fundamental para la seguridad de la zona, y por extensión, de Oriente Próximo.