Programa de festejos

Menos mal que nos queda la rivalidad entre el Barça y el Madrid, porque la que se traen el presidente del Gobierno y el líder de la oposición aburre hasta a las ovejas churras, que actualmente son muy difíciles de distinguir de las merinas, ya que en la pradera política todo el ganado tiene el hocico grueso y las extremidades cubiertas de lana, más o menos fina. La gente oye a los dos, pero no escucha a ninguno. ¿Qué programa de festejos nos aguarda, lo haga quien lo haga? Hay que cambiar de modelo, pero los modistos no dan puntada sin hilo. Seis bravos ex ministros de Trabajo, seis, se han reunido con seis expertos para proponer las medidas necesarias para frenar el desastre. Debieran haber acordado su cita hace un año, que también entonces era urgente.

Lo de las jubilaciones va a ser difícil de solucionar porque nuestro viejo país está lleno de viejos y prejubilados de mediana edad. En RTVE le han dado a puerta a casi todo los que servían para algo, incluso para colaborar en un programa, que no fuera el programa de festejos que se nos avecina. Un cronista local, en aquellos tiempos casi remotos, pero cercanos, describió de manera insuperable el clima: «Impaciente espera la moza que le toquen el sitio de Zaragoza». Ahora es distinto y a lo que aspiran los jóvenes, tanto las mujeres como los hombres, es a encontrar un sitio donde ganarse la vida. El Pacto de Toledo, al igual que esa prodigiosa ciudad, se ha convertido en lo que Garcilaso llamó una peñascosa pesadumbre. No hay que ser un experto en economía ni un ex ministro de Trabajo, para saber que sin la creación de empleo todo irá de mal en peor y la situación pasará de ser pésima a horrible. Lo que ahora es difícil de sostener se nos caerá encima. Que haya suerte.