Jerez

El Castillo recupera su riqueza

La empresa Ressur presentó la restauración en la bodega Los Apóstoles

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ha tardado un año en llegar, pero ha merecido la pena la espera. Atrás quedan las dudas iniciales, los problemas económicos, la salida el Lunes Santo en el paso del Santo Crucifijo. Atrás quedan todos los inconvenientes, porque el Castillo, el paso de misterio de la Sagrada Cena, ya es de nuevo patrimonio tangible de nuestra Semana Santa. Con esmero, la cofradía que preside Daniel Romero ha guardado el secreto que ayer se desveló en la bodega de Los Apóstoles, de González Byass. Han sido más de dieciocho meses de trabajo, de secretos, de nervios, pero la empresa Ressur ha demostrado una vez más que son líderes y pioneros en las restauraciones de obras de arte.

Y sin duda, el paso de la Sagrada Cena lo es. Así lo afirmaron rotundos Francisco García Brenes y Francisco Bazán, los integrantes de este empresa jerezana que se ha hecho un hueco a codazos en el prestigioso mundo de la restauración gracias a la Esperanza de la Yedra, la Virgen de las Angustias, o ahora el misterio de la cofradía del Lunes Santo. Se encontraron unas andas en un estado lamentable de conservación, tanto a nivel estructural como visual, y han sabido resolver con acierto los problemas que se le iban planteando a medida que iban profundizando en el estudio del canasto que diseñara Castillo Lastrucci para la hermandad trianera del Cachorro.

Y no fueron pocos, porque el paso de la Sagrada Cena presentaba un abarquillamiento de la zona central debido a la ausencia de zanco intermedio del paso, así como irreparables pérdidas de dorado en algunas zonas, repintes desafortunados en otras partes importantes del paso y preocupantes grietas debido al paso del tiempo y a la adecuación de la madera al entorno que la rodea. Necesitaba por tanto una restauración integral, y así ha sido.

Los candelabros carecían de sistema de anclaje por lo que para la salida procesional requería de métodos de sujeción improvisados con materiales inadecuados provocando daños derivados en los mismos. La tablazón descansaba sobre el canasto por lo que con el peso añadido de las imágenes y las fuertes tensiones entre piezas causaron grietas y fisuras en las partes más vulnerables de la crestería y el sistema de sujeción de los faroles también era incorrecto ya que permitían vibraciones continuas que terminaron por originar fracturas, desajustes y desensambles en los brazos de los ángeles que los portan.

Las diferentes piezas del conjunto que configuran las andas procesionales originalmente estaban concebidas, delimitadas y trazadas como elementos independientes de la mesa. Sin embargo, a causa de unas intervenciones poco afortunadas, destinadas a reforzar los respiraderos mediante escuadras y pletinas metálicas, alteraron el correcto reparto de tensiones y cargas afectando negativamente, sobre todo, en lo que se refiere a la conservación de los respiraderos.

Las condiciones microclimáticas influyeron negativamente en el soporte. En este caso, la influencia ambiental estuvo determinada por circunstancias ocasionales, como la lluvia fortuita durante las procesiones, o prolongadas por almacenaje inadecuado. En ambos casos la absorción o expulsión de la humedad del soporte provocaron contracciones y dilataciones que terminaron por producir movimientos incontrolados, torsiones, grietas, desajustes y aberturas de ensambles. Esta situación, unida a los efectos de la cristalización de las colas desencadenaron desensambles, desajustes y pérdida de piezas pertenecientes a los motivos ornamentales. Los elementos más afectados fueron la delantera y trasera de los respiraderos sufriendo además una serie de reparaciones destinadas a reforzar fendas y grietas mediante pletinas metálicas atornilladas desde el reverso.

Asimismo, el conjunto polícromo se encontraba reseco, muy oscurecido y con una opacidad amarillenta y verdosa a causa de la oxidación superficial de barnices y goma-laca, y por la aplicación de sucesivas pátinas coloreadas que con el tiempo degradaron y deslucieron aún más las tonalidades y matices originales.

Todos estos problemas han sido solucionados con éxito por Bazán y García Brenes, con la inestimable colaboración de los jerezanos Ildefonso Oñate, que ha restaurado la orfebrería del paso, y de Javier Perdigones, que ha sido el encargado de adecuar la carpintería. Y ayer se presentó a los hermanos de la Cena su remozado paso de misterio en la bodega Los Apóstoles, de González Byass. Dónde mejor que allí para presentar el paso de misterio más singular de nuestra Semana Mayor, y uno de los grandes tesoros de nuestra Semana Santa.