Sociedad

Un De la Renta de color

Moisés, aquel niño que Óscar de la Renta adoptó tras rescatarlo de un contenedor, figura hoy entre los diseñadores elegidos por Michelle Obama

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando Michelle Obama se disfrazó de 'catwoman' en Halloween logró la cuadratura del círculo: llevar puesto un 'De la Renta' y al mismo tiempo rendir honores a un diseñador de raza negra. Y lo mismo ocurrió cuando decidió vestirse de rojo en Moscú. Aquellos dos 'De la Renta' eran absolutamente auténticos, pero no iban firmados por el mundialmente conocido Óscar, sino por su hijo adoptivo, Moisés. La primera dama de los Estados Unidos acaba de descubrir a Moisés. Pero no fue la primera. En la vida de este joven de 25 años ha habido muchos descubridores, empezando por las monjitas que lo oyeron llorar desesperadamente en un contenedor cuando era sólo un recién nacido...

La Romana (República Dominicana), verano de 1984. Un bebé abandonado berrea dentro de un contenedor situado en un entorno privilegiado, sembrado de lujosas mansiones de multimillonarios famosos. Alguien lo ha depositado ahí quizá con la esperanza de que el azar le proporcionen un futuro mejor. Unas monjas lo rescatan. La noticia se difunde y llega a oídos del diseñador Óscar de la Renta, un hombre hecho a sí mismo, también de origen humilde y también con una sensación de abandono y soledad, pues acaba de enviudar de Françoise de Langlade, su primera esposa. De la Renta ha cumplido por esos días 52 años y aún no ha tenido descendencia. Conmovido por la peripecia del huérfano, decide rescatarlo metafóricamente de las aguas del Nilo. Así que lo adopta y le otorga el nombre de Moisés.

«Ya sé, ya sé... Una historia extraordinaria, ¿verdad? Todo el mundo me lo dice. Pero para mí es simplemente mi vida y no le doy demasiadas vueltas», explica con una sonrisa Moisés de la Renta, desde su estudio del SoHo neoyorquino. Estos días, el diseñador experimenta los nervios que preceden a un desfile. Su nueva colección va a presentarse en el contexto de la New York Fashion Week de febrero. «Por su puesto, me siento muy afortunado y creo en mi buena estrella. ¿Cómo no? Alguien como yo tiene que creer por fuerza en la suerte».

Moisés no creció en la República Dominicana, sino en Connecticut, como el hijo único del multimillonario Óscar de la Renta y de su segunda esposa, Annette, hija a su vez de un banquero alemán y «la mujer más inteligente y tierna que hay», según Moisés. La suya fue una infancia bucólica y divertida, pero en la rica y conservadora Connecticut no había muchos niños negros. «De hecho, en la escuela sólo había otro. Y me hice amigo de él y de un chaval que era judío». Las visitas a Santo Domingo eran constantes y él está convencido de que su parte latina siempre ha pesado mucho en su forma de ser. «Me siento ciudadano del mundo. Pero desde que vivo en Nueva York me he convertido en el típico americano ignorante y cada vez hablo peor español», bromea. Cuando Moisés le dijo a Óscar de la Renta que él también quería probar suerte en el mundo de la moda, el gran diseñador no se alteró demasiado. «Cualquier cosa que elijas hazla bien», le dijo. «Y, por supuesto -aclara Moisés-, no me puso un fajo de billetes en la mano para que diera rienda suelta a mis sueños. Yo he empezado desde abajo, metiendo horas y horas en el taller, y así es como debe ser». Hace un año, acompañó a su padre a Barcelona para recoger el premio 'Botón de Oro' otorgado por la firma catalana Mango y le gustó tanto su ropa que decidió diseñar algo para ellos. El resultado es una colección de camisetas denominada 'MDLR' (Moisés de la Renta for Mango), de estilo clásico romántico.

Del internado a la noche de NY

A Moisés le inspiran las mujeres «fuertes y decididas». ¿Será Michelle Obama una de ellas? Al diseñador se le ilumina la cara al nombrarla. «Cuando la vi con uno de mis diseños, no puedo ni explicar lo que sentí. Que la primera dama de la primera potencia mundial lleve tu ropa es un gran honor».

Pero no todo resultó fácil en la vida del supuestamente afortunado Moisés. Fue un adolescente difícil y sus padres decidieron enderezarlo en un estricto internado. Más tarde, descubrió la locura de las noches de Nueva York y quiso vivir al límite. Pero de aquello ya sólo queda el recuerdo y un salvaje tatuaje en su pecho que dice: 'Rock life, kill death'. «Ay, es una tontería de mi adolescencia -se justifica Moisés-. Significa algo así como que disfrutes de la vida a tope sin pensar en nada más». Pero él ya está en otra cosa. Ha estabilizado su vida junto a su novia, Ulla Van Zeller, dueña de un original blog cultural y de una agencia de modelos. «Todavía no hemos dado el paso de vivir juntos, pero supongo que llegará», avanza Moisés, ahora convertido en un buen hijo que visita a su padre regularmente los fines de semana.

«Adoro a mi padre. Admiro sobre todo su sencillez y su modestia. Él nunca va de hombre importante por la vida. En cuanto a mí... No he querido investigar mis orígenes, porque para mí mis raíces son cien por cien De la Renta. Es lo que he conocido desde niño y no quiero saber más. ¿Que si alguna vez he pensado qué habría sido de mí si no me hubiera adoptado Óscar de la Renta? Claro, es inevitable. Pero eso nunca lo sabré. La realidad es que me siento profundamente afortunado, no sólo por ser su hijo, sino porque, si algo me ha inculcado mi padre es el agradecimiento. El dar gracias a la vida por estar sano, por seguir vivo y por tener energía suficiente para trabajar duro y poder salir adelante».