El Gobierno italiano crea un permiso de residencia por puntos para inmigrantes
Los extranjeros deberán superar, entre otros requisitos, exámenes sobre el conocimiento de la lengua y la Constitución
ROMA. Actualizado: GuardarLos inmigrantes que quieran legalizar su situación en Italia deberán pasar a partir de ahora un examen oral sobre lengua del país y un segundo de nociones de la Constitución, entre otras materias, además de certificar algunos requisitos administrativos para obtener un mínimo de 30 puntos, válidos para la concesión del permiso de residencia. Es el nuevo 'carné' por puntos, como el de conducir.
Los extranjeros tendrán dos años para lograr los créditos necesarios y superar las pruebas, pero si terminado ese plazo no lo consiguen se les concederá un año de prórroga y, en último caso, serán expulsados. Es el nuevo proyecto del ministro de Interior, Roberto Maroni, de la Liga Norte, para «garantizar la integración». «Yo sugiero al extranjero las cosas que tiene que hacer para integrarse en la comunidad. Si las hace le daré el permiso de residencia, y si no, querrá decir que no quiere integrarse», ha resumido Maroni, que espera aprobar un decreto en dos meses.
Esas cosas que tendrán que hacer los extranjeros, además de superar exámenes, son certificar la inscripción en el sistema sanitario, exhibir un contrato regular en una vivienda o tener a los hijos escolarizados. Cada delito cometido descontará puntos. En realidad el requisito sanitario y el de vivienda ya se piden, y otros muchos, pero dentro de un sistema por puntos todo queda más aparente, al estilo de Australia o Canadá.
Lo novedoso y más vistoso de cara a la galería son los test de la lengua y el texto constitucional, pero sobre todo el hecho de que el Gobierno asegure que correrá con el gasto de la enseñanza de estas materias. Es un detalle sorprendente cuya aplicación despierta dudas, pues hasta ahora las clases de italiano y los esfuerzos de integración pesan sobre el voluntariado y las organizaciones católicas.
En resumen, habrá que ver si es otra medida rutilante pero hueca -cualquier cosa que suene a mano dura- de las que deja caer el Gobierno periódicamente para satisfacer a los votantes de la Liga Norte -hay elecciones regionales en marzo- o tendrá una utilidad real. La primera, desde luego, será marear más a los inmigrantes, pues su vida ya se dedica en gran parte a luchar contra la burocracia, más incluso que los propios italianos, que ya es decir. La misma renovación del permiso de residencia acumula retrasos de más de un año.
Ignorancia parlamentaria
Por otro lado parece un sarcasmo requerir el conocimiento de la Constitución, pues el italiano medio la ignora y el otro día un programa satírico interrogó a varios parlamentarios y no tenían ni idea de la Carta Magna. Igual que los jugadores de la selección de fútbol no se saben la letra del himno nacional.
El ministro de Trabajo, Maurizio Sacconi, defendió ayer la idea como «una ayuda para la integración y no un límite para quien viene a trabajar». Desde la oposición le acusaron de vivir en Marte, crear «una escandalosa lotería social» y de convertir a Italia en «el país más xenófobo de Europa». Una de las principales organizaciones que trabajan con inmigrantes, ACLI, de matriz católica, considera que el permiso de residencia por puntos es, más bien, «un circuito de obstáculos». «Es el enésimo elemento de sufrimiento y humillación psicológica y burocrática para muchas familias de inmigrantes», resumió Andrea Olivero, su presidente.