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Tres de los acusados: el promotor, un constructor y el capataz. :: A. V.
Ciudadanos

La familia del obrero fallecido pide una «sentencia ejemplar»

El abogado de la acusación particular espera que el caso de Jesús Mera «no sea una cifra más» en la siniestralidad laboral

MIGUEL DOMINGO GARCÍA
CÁDIZ.Actualizado:

En el año 2007, un total de 470 personas sufrieron un accidente mortal en su puesto de trabajo, uno de ellos fue Jesús Mera, el obrero gaditano que perdió la vida al caer al vacío desde un tejado, en unas obras de rehabilitación en el número 6 de la calle San Roque de la capital.

Sin embargo, ayer, en la última sesión del juicio por su muerte, el abogado de la familia de este albañil abogó porque su caso «no sea un dato más en las estadísticas», una cifra olvidada entre esos 470 fallecidos, sino que sirva «para que los agentes de la construcción sean conscientes de que la falta de seguridad no se liquida con indemnizaciones, sino con la responsabilidad penal». Con la cárcel. Por eso, el letrado Javier García Marichal pidió ante la jueza número dos de lo penal de Cádiz, «una sentencia ejemplar» contra los cinco acusados que ayer se sentaron en el banquillo: el promotor y dueño de la obra -Francisco S. L.-, los dos constructores -Manuel R. S. y Ángel R. C.-, el arquitecto -Gonzalo N. A.- y el capataz de la obra -Juan F. R.-, en la que murió Jesús Mera, a los que se acusa de un delito de homicidio imprudente y otro contra los derechos de los trabajadores. Marichal pide que se imponga siete años de cárcel y una indemnización, también «ejemplar», por ambos delitos. La Fiscalía, por su parte, solicita cuatro años y medio.

Según ambas acusaciones, los cinco son responsables de la falta de seguridad que la Inspección de Trabajo certificó en la obra de San Roque, 6, una construcción que no contaba con un plan específico para trabajos en altura y -según el fiscal- adolecía de unas condiciones laborales «pésimas», impropias «de una obra en una capital de provincias en 2007». Ayer, en su alegato final, tanto el fiscal como la acusación recordaron las supuestas responsabilidades de cada uno de los acusados: desde el capataz hasta el promotor de la obra, al que consideran algo más que un dueño que contrata unos servicios: «Es el responsable, daba instrucciones y conocía las condiciones de la obra, vio la falta de seguridad», aseguró el fiscal.

Los abogados defensores, en cambio, reclamaron la absolución de sus clientes, eximiéndoles de toda responsabilidad. «Se le puede sancionar por no tener licencia, pero no por homicidio», aseguró el abogado del promotor. «Jesús falleció porque no estaba atado; había cuerdas de vida, pero no las usó», alegó por su parte el representante de Manuel R. S., que solicitó a la jueza que en lugar de una sentencia «ejemplar» o «popular», dicte una que sea «justa».