Ulster salva la crisis al límite de la fractura
Sinn Fein asegura que hay bases para un acuerdo sobre las transferencias de Justicia y Policía que frena la disolución del Gobierno norirlandés
LONDRES. Actualizado: GuardarSi la elección del Papa es anunciada por el humo blanco que sale por la chimenea del Vaticano y los viejos expertos en kremlinología adivinaban las caídas en desgracia en la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética por su posición en la presidencia de los desfiles, los signos más inescrutables de la política norirlandesa sugieren que ya hay acuerdo sobre las transferencias de Policía y Justicia.
Ayer, el ministro principal de la autonomía, Peter Robinson, retomó su posición. La abandonó temporalmente tras el escándalo provocado por la relación de su mujer, Iris, con un joven de una familia amiga, para el que la ex diputada unionista recabó de dos constructores cerca de 60.000 euros para financiar el establecimiento de un negocio. Tres semanas después de que Robinson anunciara que dejaba por seis semanas su puesto, mientras esperaba el resultado de una investigación oficial sobre si había incumplido el código ético de los cargos ministeriales tras conocer los asuntos de dinero de su mujer, regresó al mando agradeciendo que la investigación le haya exculpado.
Las conclusiones de la pesquisa, encargada por el propio Gobierno a un abogado local, no se han publicado. Tampoco se han ofrecido para el escrutinio público el procedimiento llevado a cabo ni la documentación analizada. Y Robinson ha afirmado que, tras recibir la opinión del letrado contratado por su Ejecutivo, Paul Maguire, planea presentar una querella contra la BBC, que desveló el caso.
La urgencia de Robinson por regresar a su puesto coincide con las palabras del responsable de los asuntos de Justicia y de Seguridad en Sinn Fein, Gerry Kelly. El ex miembro del IRA afirmó que, tras diez días de negociaciones nocturnas, que han terminado varios días a las cinco de madrugada, su partido ya considera cerrada la negociación, porque «existen las bases del acuerdo».
Comisión de Marchas
La interpretación de los observadores locales es que el DUP de Robinson y la formación de Gerry Adams han llegado a un acuerdo preliminar sobre la transferencia de la Justicia y de la Policía. No se sabe si la propuesta del ministro principal para disolver la Comisión de Marchas que autoriza o prohíbe los desfiles de la pseudomasónica Orden de Orange y crear nuevas estructuras en su lugar ha sido aceptada.
Para añadir confusión, la BBC informaba de que los parlamentarios del DUP debían reunirse anoche para refrendar el pacto alcanzado por los dirigentes. Pero luego se desmintió que la reunión fuera a celebrarse ayer. Según medios norirlandeses, un principio de acuerdo fue rechazado por 14 de los 36 diputados de la formación unionista la semana pasada.
El ministro para Irlanda del Norte, Shaun Woodward, reclamó a los partidos de la región desde el Parlamento de Westminster no abusar de la paciencia del electorado y afirmó que la negociación estaba en el límite. El contexto, según el ministro, es el siguiente: «Hemos cambiado las vidas de la población en el proceso de paz y lo hemos asegurado en el político. Es muy importante entender que no se trata de meros trámites sobre la fecha de la transferencia; esto es el fin del proceso político que comenzó con el de paz».
Es, según el ex miembro del DUP, Jim Allister, que formó un nuevo grupo tras ver que Ian Paisley accedía a compartir el Ejecutivo con Martin McGuinness, la conversión del DUP «en marionetas de Sinn Fein; es lo que ocurre inevitablemente cuando se acepta un sistema que no puede funcionar, basado en los vetos tóxicos».
Con dudas sobre su probidad y con disidentes mordiendo sus bases electorales en el unionismo radical, Robinson debe decidir si firma el acuerdo o se aboca a unas elecciones. Una encuesta del 'Belfast Telegraph' sondeó ayer a 18 diputados sobre si estaban dispuestos a participar en un Ejecutivo tras las elecciones presidido por McGuinness. Diez dijeron que no. El periódico no podía calificar de afirmativas ni de negativas las respuestas de los otros ocho.