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El ciclista ha sido portada de varias revistas especializadas. / bahatiracing
ciclismo

Esprintar para sobrevivir

Criarse en uno de los barrios más conflictivos de Los Ángeles, tener una vértebra rota o superar los prejuicios raciales han sido solo algunos de los retos de Rahsaan Bahati hasta lograr fundar su propio equipo ciclista

JAVIER BRAGADO
MADRIDActualizado:

Nacer en Los Ángeles es una bendición y un sueño para millones de estadounidenses. Pero ocurre todo lo contrario si el destino te coloca en Compton, un suburbio conflictivo, una zona lejos de las luces resplandecientes de Berverly Hills. Allí se crió Rahsaan Bahati, en la cuna del rap de LA, en una de las zonas de EE.UU. donde las autoridades entran con más precauciones, como retrató la película Training Day.

Predestinado a una vida compleja, de riesgos y penurias (una de cada cuatro familias del barrio malvive en la absoluta pobreza), Bahati recibió la orientación trascendental para su vida a los 12 años cuando una profesora recomendó a sus padres que tomara clases de ciclismo para encauzar su demasiado agitado comportamiento. Como en un cuento Disney, la vida cambió para el joven cuando sólo seis meses después ya ganaba sus medallas en campeonatos nacionales y comenzaba una carrera que sería un éxito en su país.

Durante sus primeros años se destapó como una fuerza de la naturaleza que aportaba su potencia para ganar en las llegadas de los criteriums. El ciclismo en ruta seguía en una isla a pesar de los éxitos de LeMond en el Tour de Francia y ser negro tampoco ayudaba a despertar las simpatías de los patrocinadores. Además, el asesinato de uno de sus amigos de Compton le hizo pararse a repensar su vida. Tras sopesar su intención de convertirse en detective del departamento de investigación de homicidios, volvió a calzarse los pedales y recuperó su pasión ciclista.

Orientado a las pruebas de un día, Rahsaan Bahati alcanzó en 2008 su oportunidad en un equipo del nivel del Rock Racing junto a veteranos como Santiago Botero y Óscar Sevilla. El salto a un conjunto profesionalizado le ofreció la oportunidad de descubrir que competía con la quinta vértebra rota y que una deformación en su fémur le impedía emplear al máximo su pierna derecha. Aún así, el sprinter sumó hasta catorce victorias de prestigio en su país demostrando que su handicap físico también era superable.

Solidaridad ejemplo

Cuando podía plantearse el salto a Europa como el de compatriotas como Tyler Farrar, decidió volver la mirada a su hogar. Su último reto ha sido crear un equipo que permita ayudar a los jóvenes de su vecindario para sacarlos de las calles: la Fundación Bahati. A través de internet comenzó a reclutar a los miembros de la formación y a buscar patrocinadores. Apoyado en los últimos tiempos por el otro héroe ciclista del país, Lance Armstrong, ha conseguido cerrar el proyecto y en 2010 liderará al conjunto norteamericano con los consejos de sus antiguos compañeros con vista al futuro.

Por si no fuera suficiente su ayuda a la comunidad, se prepara para protagonizar una serie documental de seis capítulos sobre su vida de sacrificio y sueños cumplidos al más puro estilo estadounidense dirigido a ser ejemplo para los jóvenes. Será otra muesca más en una vida en la que nunca ha temido la retirada como ciclista. Si no funciona, siempre podrá retomar su aspiración de ser un detective de la sección de homicidios.