Barreda, todo un síntoma
Actualizado: GuardarLas manifestaciones del presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José María Barreda, demandando de Rodríguez Zapatero una remodelación de gobierno tras el semestre en el que España ha de liderar la Unión Europea, es algo más que un reflejo de la inquietud que comparten los dirigentes territoriales del PSOE ante la cita crucial de los comicios locales y autonómicos de 2011. El hecho de que por primera vez alguien, desde el seno del partido socialista, haya osado apuntar deberes al presidente demuestra la magnitud de la crítica interna. Que Barreda se haya pronunciado tan desabridamente, después de que en el último Comité Federal del PSOE Rodríguez Zapatero empleara insistentemente la primera persona del singular para expresar la confianza que le merece su propia política, es todo un síntoma de lo que está ocurriendo en las filas socialistas. Poco importa que José Antonio Alonso transmitiese ayer mismo un mensaje de continuidad a un equipo de ministros que tienen sobradas razones para sentirse provisionales. Aunque la reacción de Barreda se deba a las dificultades para su posible elección al frente del gobierno castellano-manchego, responde a un clima general de inseguridad en el seno del socialismo.