Algunos ciudadanos haitianos trasladan el cadáver de uno de los muertos en la tragedia. :: AP
MUNDO

Haití eleva a 200.000 la cifra de muertos por el terremoto

Responsabiliza de la frustración de la población a la falta de coordinación en la entrega de ayuda El Gobierno haitiano admite su incapacidad para manejar la situación

PUERTO PRÍNCIPE. Actualizado: Guardar
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El gobierno de Haití elevó ayer la cifra de muertos en el seísmo del 12 de enero por encima de los 200.000, y admitió su incapacidad de manejar la situación, mientras las organizaciones humanitarias intentan llegar a una población que se siente abandonada. El primer ministro de Haití , Jean Max Bellerrive, dio el último balance de muertos -que no incluye los cadáveres que aún permanecen bajo los escombros ni las víctimas enterradas por sus familiares- en una sesión del Senado en la que el Gobierno nuevamente reconoció sus límites.

Bellerive responsabilizó de la frustración de la población y del Gobierno a la falta de coordinación en la entrega de ayuda, y reconoció «discusiones extremadamente difíciles» con los proveedores de fondos y alguna organizaciones.

Prácticamente cada calle y esquina de la capital del país corrobora las palabras de Bellerive, con una colección de derrumbes y refugios de todas las formas posibles e imposibles, fácilmente apreciables en los frecuentes atascos de tráfico de la ciudad.

No lejos del Senado, en el campamento de refugiados del Estadio Nacional, los reproches al Gobierno salen constantemente de las bocas de unos pocos miles moradores que ayer recibieron la visita de todo tipo de médicos y del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Con retraso y desorganización como todo lo que ocurre estos días en Puerto Príncipe, un grupo de enfermeras cubanas comenzó a vacunar contra el sarampión, la difteria y el tétanos a los niños que permanecen en el campamento como parte de una campaña que aspira a llegar a medio millón de niños.

Número simbólico

«Tratamos de ayudar un poco en medio de todo lo que está sucediendo», dijo el representante de Unicef en Haití , Guido Cornale. El portavoz de esa agencia humanitaria, Kent Page, declaró que «la cifra de medio millón es un número simbólico» para expresar el objetivo de vacunar a la gran mayoría de los niños afectados por el terremoto.

«Nosotros ayudamos con todo, ayudamos en el campamento pero el Gobierno no nos da nada, no tenemos nada para ayudar», dijo Moise, un ginecólogo que atiende cada día y prácticamente sin medios a los refugiados, y que se incorpora a las tareas de sus colegas internacionales cuando es requerido.

Mientras, organizaciones no gubernamentales como Oxfam continúan su trabajo y hoy lanzaron un nuevo programa para remunerar en varios campos a refugiados por trabajos como limpieza y desescombro.

Aunque el valor del salario es escaso, alrededor de 5 dólares, el portavoz de Oxfam Iván Muñoz explicó que es una forma de hacer llegar la ayuda de otra forma, a través de una remuneración que permita a la gente adquirir sus propios suministros. «El problema no es la comida, comida hay en la calle, lo que no hay es dinero, entonces se les paga esto para que puedan comprar y se pueda animar la economía un poquito», explicó.