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El Gobierno intenta disimular su disgusto por el plantón de Obama
El PP asegura que el presidente norteamericano no vendrá porque ve a España «como un país de segunda»
MADRID. Actualizado: GuardarEl 'bienvenido Mr. Obama' tendrá definitivamente que aplazarse. El embajador de Estados Unidos en España, Alan Solomont, confirmó ayer que la agenda doméstica del presidente le impedirá acudir a la cumbre entere su país y la Unión Europea que celebrará en mayo en España, que puede quedar descafeinada ante una ausencia tan decisiva. Solomont negó que en esta decisión haya pesado cualquier tensión entre ambos países. «La decisión de la Casa Blanca no tiene nada que ver con la conexión que tenemos con España, que es fuerte y con intereses mutuos», sentenció Solomont.
Gobierno y oposición difieren de la importancia de este revés que deja a José Luis Rodríguez Zapatero sin una de las fotografías clave de la Presidencia española. El Ejecutivo pone el acento en que, pese al plantón, las relaciones entre Madrid y Washington son «extraordinarias», según recordó ayer María Teresa Fernández de la Vega. La vicepresidenta primera enfatizó, además, que el Gobierno «no está especialmente preocupado».
Mariano Rajoy, muy al contrario, entiende que sí debería estarlo, porque la presencia de este jefe de estado en Madrid era «uno de los objetivos más importantes» de la Presidencia española. El líder de los populares, en una entrevista en Onda Cero, solicitó al presidente Rodríguez Zapatero que intente convencer a Obama para que reconsidere su decisión durante el 'Desayuno de la Oración' que ambos compartirán mañana en la capital estadounidense.
Más agresivo se mostró Gustavo de Arístegui, portavoz del PP en la Comisión de Exteriores del Congreso, que achacó la incomparecencia de Obama a que el actual inquilino de la Casa Blanca no considera a España «un país de primera». José Blanco negó la mayor. El ministro de Fomento enmendó la plana a algunos dirigentes de su partido y negó que España o Estados Unidos hubieran «confirmado» de forma oficial la presencia de Obama en Madrid. No descartó, en una entrevista en TVE, que dicho viaje se pudiera producir «este año o el que viene».
El temor ahora es otro. El Ejecutivo quiere evitar que se produzca una especie de 'efecto dominó', que prive al cónclave de la UE del protagonismo de otros líderes de peso, como la alemana Angela Merkel o el francés Nicolás Sarkozy.
La postura oficial de España la glosó Miguel Ángel Moratinos. «Entendemos que la agenda del presidente Obama en estos momentos no le permita desplazarse a Europa como hubiese sido su deseo», apostilló el ministro de Asuntos Exteriores en un intento más por disimular el disgusto que la ausencia de Obama ha provocado en el Gobierno y en su entorno.
José Antonio Alonso, portavoz del grupo parlamentario socialista, centró en esta cuestión el debate, durante una rueda de prensa en el Congreso. Alonso recordó que el posible desplante no sería ni a Zapatero ni España, sino a la UE. Su homóloga del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, caminó por la misma senda que Rajoy, pero optó por la ironía. Recomendó al mandatario español que dedicase su participación en el 'Desayuno de la Oración' a «pedir que venga Obama».
La versión más peculiar es la que defiende Leire Pajín. Calificó de menos importante la «coincidencia física» de Obama y Zapatero que la «coincidencia de visiones». La secretaria de Organización del PSOE matizó ayer en Antena 3 sus pasadas declaraciones sobre el «acontecimiento histórico para el planeta» que iba a suponer el encuentro en Madrid de ambos presidentes. «Me refería a la coincidencia de dos liderazgos progresistas en Europa y en Estados Unidos», acotó. Dijo que quienes magnifican la ausencia olvidan un hecho para ella importante: «En las próximas horas, el presidente Zapatero llegará a Estados Unidos, invitado por el presidente Obama, a un acontecimiento político y social relevante», en alusión al 'Desayuno de Oración'.