Los jugadores del Barça posaron con los futbolistas del C.F. Parafrugell después del entrenamiento. :: EFE
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'Plan Guardiola' contra la desidia

Líder destacado en la Liga y sin fútbol entre semana por el KO en la Copa, los azulgranas llevaron a cabo un singular entrenamiento El Barça realizó la sesión de ayer en la gerundense localidad de Palafrugell

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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Miércoles 13 de enero. Sólo habían pasado unos minutos de la eliminación del Barça en los octavos de final de la Copa del Rey cuando Pep Guardiola, en la sala de prensa del Ramón Sánchez Pizjuán, confesó una preocupación: «Hay que ver cómo reaccionamos a las semanas largas, no estamos acostumbrados a esa dispersión, a ver cómo reacciona el equipo». Lejos de lamentarse por el KO ante el Sevilla, pese a estar todavía caliente un partido muy tenso, el técnico azulgrana ya miraba hacia donde los demás ni pensaban, en el futuro inmediato, y comenzaba a idear un plan para que sus jugadores, acostumbrados a actuar cada tres días en el año de los seis títulos, no se aburrieran ni cayeran en tentaciones.

Puede parecer infantil, pero el fútbol tiene mucho de inmadurez. Y los protagonistas lo saben. Es lo que tiene haber sido cocinero antes que fraile. Seguro que el Guardiola jugador, por profesional que fuera, también cayó alguna vez en la dispersión. Dicho y hecho. Por lo menos hasta que vuelva el fútbol entre semana para el Barça en los octavos de final de la Liga de Campeones frente al Stuttgart (23 de febrero y 10 de marzo), Guardiola está rompiendo la rutina con distintas actividades.

La pasada semana citó a la plantilla a una cena en un restaurante de Barcelona con la excusa de una deuda festiva por las seis copas de 2009 y tres cumpleaños tan señalados como los de Valdés (14 de enero), Guardiola (18) y Xavi (25). Por si la noche se alargaba entre risas, había permiso para ello, colocó el entrenamiento del día siguiente en horario vespertino, algo poco habitual, y sólo para los que juegan menos minutos.

Dicen que en la cena hubo más de un brindis colectivo por la renovación verbal de Guardiola. Lógico. Siempre le han definido «como uno de los nuestros, un jugador más». El efecto de la confraternización se tradujo el sábado en una gran imagen en Gijón, donde sólo el desacierto en los metros finales impidió una victoria más holgada. Xavi comentó tras el choque de El Molinón que esos días habían «recuperado las sensaciones del pasado curso, esa chispa especial».

Esta semana Guardiola ha introducido otro elemento: una excursión. Un entrenamiento a 125 kilómetros de Barcelona, en Palafrugell (Girona), localidad que reúne en su litoral algunas de las calas más representativas de la Costa Brava. Pep Guardiola distrae a sus muchachos y el club azulgrana cumple, de paso, con un compromiso adquirido con la modesta pero histórica entidad anfitriona: ya ha cumplido cien años. Fue un éxito total. El coqueto Estadi Josep Pla se llenó con 5.000 aficionados en las gradas, la mayoría niños y adolescentes que se saltaron un día de colegio con el visto bueno de los padres, que también pidieron alguna hora libre de más en el trabajo. Le cantaron el cumpleaños feliz a Piqué, que ayer llegó a los 23, en una sesión en la que sólo faltó Henry, con gastroenteritis. Al final hubo invasión de campo.

Y habrá más. El próximo martes 9 de febrero la excursión prevista será a Reus (Tarragona), a 110 kilómetros del Camp Nou. Sin lugar a dudas, Guardiola tiene claro su plan.