«Es una barbaridad prescindir de la experiencia»
Celso Almuiña Catedrático de Historia. 66 años
Actualizado: GuardarNo es lo mismo trabajar en la mina o en la mar que detrás de una mesa. Con soluciones simples y uniformes se cometen injusticias». Lo dice el catedrático de Historia Contemporánea y periodista Celso Almuiña, que a sus 66 años continúa dando clases en la Universidad de Valladolid y espera hacerlo hasta los 70. Universidades como la de Sevilla o la Autónoma de Barcelona han adelantado la jubilación a los 65.
Para Almuiña es «imprescindible» poner sobre la mesa el debate de la reforma de las pensiones, como han hecho otros países, pero matizando las profesiones. A los 65 años un minero puede estar destrozado, pero en la universidad, la medicina o la magistratura, la situación cambia.
En esos campos se comienza a trabajar más tarde porque el periodo de formación es más largo. Mientras funcione bien la cabeza, explica Almuiña, la vida laboral de estos profesionales debería prolongarse debido a que acumulan mucha experiencia. «Sería un desperdicio terrible de capital humano prescindir de ellos». Pone el ejemplo de los profesionales de TVE prejubilados a los 52 años, en la plenitud de su carrera. Salvo excepciones, critica los planes de prejubilación con el argumento de que las empresas pasan las cargas a la Seguridad Social al no saber afrontar su gestión.
No elude el problema del relevo generacional, pero le parece inadecuado aparcar a personas especializadas para incorporar al mercado laboral a jóvenes sin formación. «Los jóvenes tienen derecho a trabajar, pero falla el modelo, la reforma laboral, los salarios», asegura este catedrático que a los 17 años batió el récord de ser el maestro más joven de España.