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El PP se impone el silencio ante la grosería de Aguirre
De Cospedal recuerda a la presidenta madrileña que la última palabra en las listas electorales es de Mariano Rajoy Gallardón se muerde la lengua para no dañar al partido
MADRID. Actualizado: GuardarEl 'santo Job', a su pesar, reaparece. Mariano Rajoy dejó claro en noviembre pasado que las grescas en el PP de Madrid y Valencia habían colmado su paciencia. «No habrá próxima vez», dijo entonces. Pero la 'próxima vez' ha tardado sólo dos meses en llegar.
El exabrupto de Esperanza Aguirre -el pasado viernes calificó de 'hijoputa' a un dirigente del PP, aunque ha negado que aludiera a Alberto Ruiz-Gallardón, como todo parece indicar- ha puesto a prueba el ultimátum que dio en su día el presidente del partido. Y como Rajoy, el resto: el PP se ha impuesto la ley del silencio ante la grosería de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
La autocensura se ha impuesto de manera previa a la reunión que el comité de dirección del PP celebró ayer. De hecho, tanto Esperanza Aguirre como Alberto Ruiz-Gallardón declinaron hacer comentarios, aunque con matices muy significativos. El alcalde de Madrid está que 'explota', según señalan sus allegados, aunque ha optado por morderse la lengua y guiarse por la mesura. «No voy a hacer ningún comentario que perjudique a mi partido», respondió Gallardón ante las insistentes preguntas a su llegada a inaugurar un campo de fútbol.
La contestación de la presidenta de la Comunidad de Madrid fue igual de escueta y mordaz. «No voy a hacer ninguna declaración, querido; ya sabes que hago muchas, pero hoy no», soltó Aguirre ante un enjambre de informadores.
Hasta una docena de preguntas encajó la secretaria general, Dolores de Cospedal, sobre esta cuestión durante la habitual comparecencia tras la reunión del comité de dirección. Fue imposible sacar a la número dos del PP de su guión: «No voy a interpretar unas palabras que se dijeron en el ámbito privado», fue la expresión más contundente. Sí recordó que Aguirre «había pedido perdón públicamente» y que no tenía «nada que objetar» a ese perdón.
De Cospedal también se salió por la tangente ante la posibilidad de abrir expediente informativo a Aguirre y no sólo por la forma, sino por el fondo del asunto: la supuesta maniobra para ceder a Izquierda Unida un consejero en Caja Madrid, restándoselo al PP, lo que, a priori, puede calificarse como un perjuicio para el partido, circunstancia que los Estatutos del PP califican de «falta grave».
Fuentes del PP justifican que no se sancione a la 'lideresa' de los populares madrileños porque sus manifestaciones, aunque groseras, formaban parte de una conversación privada sin intención alguna de que se hicieran públicas. La diferencia con Manuel Cobo, el vicealcalde Madrid, radica, según estas fuentes, en que éste hizo unas declaraciones muy beligerantes con Aguirre en un medio informativo nacional con la finalidad de que las leyera todo el mundo.
La secretaria general esquivó, asimismo, otra de las polémicas del día en relación a Aguirre: la presidenta de la Comunidad de Madrid aseguraba, en una entrevista concedida a un periódico nacional, que no entendería que Cobo figurara en las listas para las elecciones municipales de 2011. De Cospedal recordó a la gobernante madrileña que en el partido existe un órgano responsable de la elaboración de candidaturas y, sobre todo, que la última palabra en cuanto a listas electorales la tiene Mariano Rajoy. De Cospedal, por otra parte, explicó de forma escueta la decisión del PP de costear los gastos de defensa jurídica de Luis Bárcenas, senador y ex tesorero del PP, imputado en la denominada trama madrileña del 'caso Gürtel'. «El PP ha asumido este gasto y costear la defensa procesal de una persona que durante 30 años ha sido trabajador de este partido», defendió la secretaria general.