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Juan Carlos Garrido y Onésimo, últimos remedios caseros para los banquillos de la competición

MADRID. Actualizado: Guardar
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Joven, español y forjado en el club. Onésimo Sánchez y Juan Carlos Garrido, anunciados ayer como sustitutos de José Luis Mendilibar y Ernesto Valverde al frente de Valladolid y Villarreal, respectivamente, responden al nuevo perfil de entrenador que se busca en la Liga. Las penurias económicas y el 'efecto Guardiola' han obrado un milagro en el fútbol español, que al fin apuesta por los 'remedios caseros' y no se fija sólo en los clásicos que durante décadas han ocupado los banquillos y en algunos casos aislados, como el de Víctor Espárrago en el Cádiz, todavía son contratados como revulsivos.

El chileno Pellegrini, en el Real Madrid, y los argentinos Pochettino, en el Espanyol, y Gorosito, en el Xerez, son los tres únicos preparadores foráneos en Primera, un dato impensable en años de bonanza. Casi tanto como asumir que Luis Aragonés, Javier Clemente o Jabo Irureta se encuentren desempleados. Tras las dos víctimas de la silla eléctrica que arrojó el arranque de la segunda vuelta, son ya siete los entrenadores destituidos este curso en la máxima categoría: Abel Resino (Atlético), Mandiá (Racing), Marcelino (Zaragoza), Hugo Sánchez (Almería) y Ziganda (Xerez) también agotaron la confianza de sus presidentes.

Promoción interna

«Optamos por la promoción interna. Onésimo está capacitado. Era la mejor opción que podíamos tomar. Me siento responsable por no haber tenido la habilidad de hacer un proyecto a más plazo pero, sin embargo, estoy convencido de la decisión que he tomado para dar la vuelta a los resultados y quedarnos en Primera», justificó Carlos Suárez, presidente del Valladolid, tras anunciar el relevo. Y eso que Mendilibar cumplía su cuarta temporada en Pucela, periodo compartido con Preciado en el Sporting y sólo superado por los seis años de Manzano en el Mallorca.

Su sustituto, Onésimo, había dirigido como técnico el ascenso del Huesca a Segunda y ahora entrenaba al filial de 'su' Valladolid.

Garrido, que mantenía al Villarreal B, único filial en la división de plata, séptimo en la clasificación, se presenta con la misión de acercar al 'submarino' a Europa. El presidente, Fernando Roig, es reacio a los cambios pero, tras la derrota ante Osasuna, concluyó que ni los jugadores ni la afición sintonizaban con Valverde, perjudicado desde el primer día por la sombra alargada de Pellegrini.

«La situación no era agradable y la hemos tenido que atajar», explicó Roig antes de garantizar que no había duda alguna sobre el candidato para relevarle. «No se escucharon ofertas; sólo pensamos en la casa», explicó el presidente.