El ministro de Trabajo y la secretaria de Organización del PSOE, en el acto de los socialistas. :: EFE
Economia

Corbacho da la cara por Zapatero

Afirma ante un grupo de pensionistas del PSOE que los plazos para poner en marcha la nueva iniciativa aún están abiertos El ministro asegura que el retraso de la edad de jubilación es imprescindible

MADRID. Actualizado: Guardar
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El mismo ministro que no quería ni oír hablar de atrasar la edad de jubilación, Celestino Corbacho, tuvo que hacer de tripas corazón ayer y defender ante los 'mayores' de su partido las bondades de la propuesta aprobada en el Consejo de Ministros. El titular de Trabajo, perdedor de la batalla abierta con la ministra de Economía, Elena Salgado, subrayó en un acto en la sede nacional del PSOE que demorar la edad legal de jubilación de los 65 a los 67 años parece contrario a las «señas de identidad» socialistas pero aseguró que traerá beneficios a largo plazo.

Corbacho centró sus esfuerzos en dejar una cosa clara: no hay nada cerrado. «El debate se inicia ahora -dijo- y tenemos la ventaja de que no lo tenemos que acabar hasta dentro de tres meses». Tanto él como el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, insistieron en que la propuesta no concreta los plazos en los que la medida se tendrá que ir haciendo efectiva. El texto anterior sí establecía un período gradual de alargamiento de la jubilación desde 2013 a 2025, a razón de dos meses por año, pero la crítica de sindicatos, partidos políticos y algunos diputados del PSOE llevó a Zapatero a abrir la aplicación de la propuesta a la negociación parlamentaria y social.

El documento aprobado menciona de manera farragosa el año 2013 como posible fecha para el inicio de la reforma y fue Salgado quien, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, habló de terminar los cambios en el horizonte de 2025.

El margen de maniobra en la negociación, según Corbacho, es total y «será lo que sus señorías aprueben». Por más que él no estuviera de acuerdo en lanzar esta iniciativa (cosa que no confesó) buscó el modo de encajar el golpe de timón de sus superiores, consciente de que una de las principales críticas radica en que el Ejecutivo haya tomado la decisión por su cuenta sin someterla a debate en el Pacto de Toledo. «El documento tiene la valentía de que, en lugar de no decir nada -esgrimió-, lanza una propuesta».

A ese planteamiento se puede llegar, a su juicio, «por muchos caminos». «Hay que incentivar la permanencia voluntaria en el trabajo y habrá que tener en cuenta si el trabajador ha estado dando clase o subido a un andamio, porque no es lo mismo», resaltó. La rotundidad con la que pronunció estas palabras quedó después, sin embargo, matizada por sus propias dudas. «¿Se tomará esto en cuenta? Pues yo creo que sí, pero eso es lo que hay que discutir y debatir», confesó. La situación resulta especialmente incómoda para el ministro de Trabajo porque él fue uno de los miembros del Gobierno que más criticó a quienes desde hace meses advierten de la necesidad de acometer reformas para garantizar a largo plazo las pensiones. Así se explica que el propio Granado admitiera en su charla con la federación de mayores del PSOE, los secretarios regionales de Bienestar Social y pensionistas y jubilados de UGT que la propuesta «ha pillado a todo el mundo un poco de sorpresa». Corbacho llamaba «irresponsable» a quien hacía planteamientos como el que ahora se ha puesto sobre la mesa porque entendía que sembraba una alarma innecesaria.

Cuentas «magníficas»

La secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, también participó en el encuentro, y salió al paso de la opinión de organismos e instituciones que apostaban por alargar la vida laboral. Intentó aclarar que hasta ahora el Gobierno ha sido contundente en su respuesta porque no se podía permitir que cundiera el pánico ni la deformación de una situación que no se ajustaba a la realidad puesto que «las cuentas de la Seguridad Social son magníficas». Para apoyar su aserto, y en lenguaje pedagógico, explicó que después de haberlo pagado todo han «sobrado» 8.500 millones de euros (superávit de la Seguridad Social), no hay «hipotecas» y «en el banco» hay una cuenta con 60.000 millones (fondo de reserva).

Granado reiteró que el pago de las pensiones en «el momento presente» está garantizado, pero advirtió de que quienes trabajan y cotizan ahora tienen derecho a cobrar prestaciones en el futuro. «La única forma es trabajar a largo plazo», dijo. Como ejemplo recordó la también poco popular opción de Felipe González de 'sacar' de las cotizaciones la sanidad y los servicios sociales. «Sin aquella decisión, hoy en lugar de superávit tendríamos un déficit de más de 60.000 millones», esgrimió.