EL PRÍNCIPE 'HEREU'
La Fundación cuenta con el apoyo y la financiación del tejido empresarial catalán, pero está abierta a toda España y al mundo Don Felipe diseña a su gusto la nueva Fundación Príncipe de Girona para mostrar «la auténtica imagen de Cataluña», desde el apoyo a la juventud y la solidaridad
Actualizado:D on Felipe de Borbón ha concedido contadas entrevistas a lo largo de su vida. Al cumplir los 30 años y a los 35. No obstante, se sabe que, todavía niño, pasó en vela la noche del 23-F junto a su padre; que ha heredado de él su exquisito sentido de Estado y del humor; que la poesía le despierta el alma y la astronomía, la curiosidad; que, si por él fuera, tendría más de dos hijos y menos de cinco; que le encanta conducir coches, barcos y, últimamente, también las bicicletas de Leonor y Sofía... Pero hay algo que no acaba de conocerse, y eso que está bien «orgulloso» de ello y hasta lo proclama la Constitución: que es Príncipe de Girona. Tanto como de Asturias. Desde el mismo 21 de enero de 1977 en que se aprobó el Real Decreto de su nombramiento. «Sólo que este título no se ha usado hasta ahora».
Hasta ahora. El límite temporal lo pone Arcadi Calzada, eminente político, banquero y empresario catalán. Está poniendo igualmente su dilatada experiencia, infinitos desvelos y hasta su concurrida agenda de contactos para que el calendario le dé la razón y, «antes del verano», la opinión pública se refiera al heredero de la Corona española también con el título que le corresponde como primogénito del Reino de Aragón. A sus 63 años y recién abandonada la presidencia de Caixa Girona, quien ha sido vicepresidente del Parlament de Catalunya y del Barça asume la dirección de la Fundación Príncipe de Girona: una nueva institución «altruista, solidaria y responsable» que empezó a gestarse hace año y medio por iniciativa de cuatro entidades privadas -Cámara de Comercio de Girona, Caixa Girona, Fundación Gala-Salvador Dalí y la Caixa-, y que ha encontrado de inmediato el interés, respaldo y entusiasmo de don Felipe.
«La implicación y participación de Su Alteza es extraordinaria -constata Arcadi-. Le emociona mucho porque es su fundación. Cuando se creó la de Asturias tenía apenas doce años. En cambio, ésta la está construyendo él según su criterio. Sin imponer nada y sin dirigismos», pero sí «con las ideas claras». De hecho, en el discurso de constitución de la entidad, el 26 de junio de 2009, el Príncipe fijó sus prioridades. Por un lado, apoyar la formación y voluntad emprendedora de la juventud en los ámbitos social y de cooperación, científico y académico, cultural y deportivo, así como empresarial. Por el otro, prestar atención a los problemas sociales y a los desfavorecidos.
«Austeridad absoluta»
La Fundación Príncipe de Girona no nacía, pues, para vestir un título ni, todavía menos, para vestir trajes de etiqueta. Tal y como subrayan sus impulsores, «quiere ser útil, fomentar valores y proporcionar respuestas a inquietudes sociales». Y aspira a hacerlo, además, «desde la austeridad más absoluta, como es Girona», y desde el 'seny' catalán, derrochando sólo prudencia y pragmatismo. Construye su sede en el parque tecnológico de la provincia, pegada a los laboratorios y bien alejada de los palcos. Desde el reino del I+D, tenderá puentes, que no alfombras rojas, con los cinco continentes.
Las únicas murallas que se admiten, y admiran, son las que abrazan la ciudad del Ter desde que los romanos se prendaron de ella. Así lo entiende y manifiesta don Felipe, «orgulloso», según sus palabras, de encabezar un proyecto que «no excluye a nadie, que aúna voluntades y las esperanzas de una España que decidió hace más de treinta años sumar y no restar ni dividir», y que multiplicará sus esfuerzos para «dar a conocer el nombre, los valores y la riqueza de Girona en el resto de nuestro país y en todo el mundo».
Empezará este mismo trimestre en Madrid, Zaragoza, Bilbao, Sevilla y Palma de Mallorca. En estas capitales se presentará como una organización tan Real como realista, en la que la soberanía reside en el pensamiento y el progreso se reconoce democrático, igualitario y universal. Plenamente receptiva a propuestas y adhesiones venidas de cualquier coordenada geográfica, aunque bastante más restrictiva en la dimensión temporal: sus acciones sólo se conjugan en futuro. La meta de hoy es mañana. Tiene prisa por abrir puertas y oportunidades a los prisioneros del subdesarrollo, la injusticia, la enfermedad y de las no menos nocivas complacencia o comodidad.
Han bastado seis meses para pasar de los buenos propósitos a los proyectos concretos, de las intenciones a los intentos de mejorar el mundo. La Fundación afronta 2010 «con un ambicioso plan de acción» integrado por siete hitos. Dos responden a las inquietudes sociales de quien tiene sangre azul pero también una gruesa vena solidaria: crear una empresa-taller de sillas de ruedas en Iberoamérica y avanzar en una plataforma de telemedicina dirigida a la rehabilitación de personas con discapacidad sensorial.
Ahora bien, tanto como ayudar a los desfavorecidos, se aspira a favorecer la reflexión y la inquietud creativa de los jóvenes. «Cataluña siempre ha sido ejemplo de emprendedora y eso se está perdiendo. No puede ser que un chaval prefiera trabajar en un banco antes que desarrollar sus ideas», lamenta Calzada, antes de desvelar la gran cita anual de la Fundación: un Fórum mundial.
Traerá y atraerá a los gurús más influyentes del planeta y les pedirá que revelen sus fórmulas para incentivar la inteligencia, la superación y el liderazgo entre las nuevas generaciones. Igualmente, se elaborará un libro blanco sobre la capacidad de emprender en España y se distinguirán proyectos de excelencia impulsados por talentos incipientes.
La propia institución decidida a poner en valor el Principado de Girona podría ser merecedora de uno de esos reconocimientos a la iniciativa y valiente compromiso: «Sabemos que nuestro trabajo no va a ser nada fácil -admiten sus promotores-. La Fundación nace en un momento delicado en Cataluña y por eso tenemos que hacer las cosas muy bien para ganarnos la credibilidad de la gente cuanto antes».
30.000 euros por patrono
Con este objetivo se ha constituido un consejo asesor del que forman parte varios premios Príncipe de Asturias. El cocinero Ferrán Adrià, el creador de Tuenti, Zaryn Dentzel, o el cardiólogo Valentín Fuster figuran entre los dieciocho cerebros que analizan, valoran y recomiendan los proyectos y programas impulsados.
Ideas, por tanto, no faltarán, y parece que recursos para llevarlas a cabo, tampoco. De carácter privado -aunque el 'president' de la Generalitat ocupa la Vicepresidencia de Honor-, la Fundación se financiará preferentemente a través de sus patronos. Son ya 63, y de lo más diverso -Danone, BBVA, Iberdrola, la Fundación Marcelino Botín o la Ferrer Sala Freixenet-. Todos desembolsan 30.000 euros al año, salvo una decena de empresarios locales menores, que aportan la mitad.
«Con lo que tenemos, podemos echar a andar». Sin lujos, mirando la pela. Que no caiga en saco roto, pero tampoco en bolsillo particular. Ninguno de los órganos de gobierno, salvo el director, será remunerado y todos se someterán a un estricto código de conducta.
No les importa cargar con la fama de mirados que caricaturiza al catalán. Incluso la alimentan con la espartana escenografía de las sesiones de trabajo con Su Alteza: agua, folios sueltos y bolígrafo de plástico. Pero lo que sí esperan es que su empeño contribuya a mejorar la percepción de Cataluña en España. «Desearía que ayudara en este sentido, porque los sectores antimonárquicos son minoritarios», opina Arcadi Calzada, presidente de la Diputación de Girona entre 1980 y 1983.
El propio Príncipe de Girona confía en que su incipiente Fundación haga justicia con la región donde tanto él como la Princesa se han sentido «rodeados siempre del afecto y del cariño de la gente». Habrá de lograrlo «un proyecto que es la imagen auténtica de esta tierra, la que vemos, la que sentimos, la que apreciamos y de la que todos estamos orgullosos».
Así lo dijo don Felipe hace medio año, el día que también se confesó «íntimamente feliz, tanto en lo personal como en mi condición de heredero de la Corona», por el nacimiento de esa Fundación que lleva su nombre, las inquietudes de su juventud, la sensibilidad de su tiempo y las ilusiones de su prometedor futuro.