A sus pies, majestad
Actualizado: GuardarHace falta tener el espíritu castrense inculcado hasta el tuétano para caerse así, de una pieza, sin descomponer la pose de firmes ¡arr! en un trance tan apurado. El caso es que este pobre guardia real danés rompió filas sin quererlo y volcó como un bolo en el momento más inoportuno. Un desvanecimiento, un mareo que, cosas de internet, ha dado la vuelta al mundo para su bochorno, suponemos. Suerte que la reina Margarita y su consorte Henry ya habían hecho el paseíllo de entrada en el palacio de Christiansborg, en Copenhague, donde ofrecieron esta semana una cena de gala a lo más granado de la clase política patria. Cuentan que la reina con más rancio abolengo de Europa -es la monarquía más antigua, al menos un milenio de continuidad- gasta un genio de mil demonios y lo mismo se podía haber tomado el incidente como un gesto insumiso del soldadito, merecedor de un escarmiento. Por defender el clima en las proximidades de la majestad danesa, Juan López de Uralde, director de Greenpeace España, pasó las Navidades en chirona y se las verá con un tribunal vikingo. De momento sabemos que el joven fue retirado a rastras, la fila de honor recompuesta -¡ese compañerismo, sí señor!- y el escolta de paisano con cara de 'que alguien me ayude ya mismo' aún se debe de estar reponiendo del susto con unas rondas de akvavit.