«El amor lo mueve todo»
El autor italiano reiventa el género romántico con unas novelas muy populares que triunfan entre los jóvenes y adolescentes Federico Moccia Escritor
MADRID.Actualizado:El amor tiene gancho literario, como siempre lo tuvieron las novelas sentimentales, sólo que ahora los enamorados, además de verse, se escriben o conocen en los 'chats' y se mandan mensajes por el móvil. Esta actualización del género romántico es la que ha permitido al escritor Federico Moccia (Roma, 1963) vender cientos de miles de ejemplares de sus novelas.
Fue él también quien ofreció a las parejas una manera peculiar de proclamar su amor, colgando candados de los puentes, un fenómeno que nació en el Roma y que ya se ha extendido por gran parte de Europa. Autor de novelas como 'Tengo ganas de ti' y 'Perdona si te llamo amor', esta semana estuvo presentando en España su última obra, 'Perdona pero quiero casarme contigo' (Planeta).
A Moccia le halaga que entre sus lectores abunden los adolescentes. «Hablo del amor, de la tristeza, de la soledad, y todas esas emociones multiplican su intensidad en la adolescencia. Por eso les gusta, aunque cuando escribí mi primer libro no lo hice pensando en ellos. Sólo quería contar una parte de una serie de experiencias que tuve a los 16 años».
El amor es el eje que «lo mueve todo en la vida». Si antes era «más oscuro y cerrado», hoy «es más libre pero también más frío». En la sociedad actual, continúa Moccia, no hay muchas oportunidades para expresarse como uno quiere, y el sentimiento amoroso permite «sacar a la superficie lo que cada uno piensa que es su auténtica personalidad, sobre todo en el caso de los más jóvenes».
Tentaciones
Desde su perspectiva, el amor rebasa el ámbito de la pareja y se muestra a los hijos, a los familiares y a los amigos. «Sin esos lazos del corazón que compartes con ellos no podrías compatir ni tus éxitos, ni tus penas con otras personas».
A pesar del título de su última obra, 'Perdona pero quiero casarme contigo', en ella también hay hueco para las crisis, como la que se desata en el matrimonio de Cristina y Flavio. «Es una llamada de atención para decir que el amor es como una planta que hay que cuidar, regar y cambiar la tierra. Lo peligroso es cuando, dentro de la pareja, se dan por hecho una serie de cosas que en realidad hay que revisar y prestar atención constantemente. Eso nos lleva al tema de la fidelidad, que yo no la entendería como una imposición sino como algo que la pareja elige con libertad».
La tentación está al lado, al menos para los dos protagonistas principales de su última novela, Alex y Niki, dos enamorados que miran con buenos ojos a sus compañeros de trabajo y universidad, respectivamente. «La vida es una tentación. Con el dinero podemos hacer muchas cosas, buenas no, podemos fumar o dejar de hacerlo, podemos ser infieles. Se trata de saber elegir».
Un símbolo de amor
Moccia recuerda cómo surgió el movimiento de los candados. «En la segunda novela me inventé esa leyenda de que los enamorados ponían sus candados en los puentes de Roma. Una semana después de sacar el libro, el Ponte Emilio, muy poco conocido en la ciudad, apareció con cientos de candados colgados de una farola». Ahora se ha convertido en una «moda», que se ha extendido por Francia, Alemania y Rusia. «Muchos chicos españoles viajan a Roma para poner sus candados en Ponte Emilio», revela.