EL RAYO VERDE

SUEÑOS DE IGUALDAD CON FONDO GRIS

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Europa y los grandes debates internacionales se asoman esta semana a Cádiz, en el marco de la Presidencia europea de la Unión y gracias a la influencia de la ministra Bibiana Aído, que si no de qué este sur del sur iba a contar en el reparto de sedes de la agenda del semestre español. Sea por «patriotismo chico», sea por ayudar como pueda, en forma de ocupación hotelera, en turismo de calidad e imagen pública, sea por cuidar su «caladero» de votos, lo cierto es que la señora Aído va a poner en el mapa de la lucha por los derechos de las mujeres a esta ciudad que fue cuna de la libertad, con la «Declaración de Cádiz», que aspira a ser un documento de largo alcance para el objetivo de la igualdad. En la mortecina vida gaditana, tan alejada de los focos de decisión y de la alta política, asistir a estos debates, primero la Cumbre de Ministras y luego el Foro Europeo de Mujeres, resultará un refrescante ejercicio intelectual y también un espectáculo, por lo insólito. Aunque seguramente a la ciudadanía le traiga al pairo, y aunque buena parte de las sesiones sean declaración de intenciones difíciles de llevar a la práctica en más de medio planeta, sólo enunciar la aspiración de un mundo mejor y más justo para esa mitad de la humanidad que forman las mujeres, y que también incumbe a los hombres, nos dará,al menos por unos días, un delicioso aire cosmopolita, como si estuviéramos de verdad en un país rico y moderno.

Y es que, por lo demás, se cumple de nuevo una de las leyes de Murphy, y si algo puede complicarse, se complicará. Así, el complejísimo informe de la Abogacía del Estado sobre Las Aletas, aunque abre un camino a la viabilidad del parque, no oculta que el camino será más largo aún y los responsables políticos transmiten, más allá del discurso oficial, una sensación de pesadumbre.

Como la que emana de la industria aeronáutica de la Bahía. Hay preocupación, inquietud, nervios o miedo puro y duro ante una coyuntura complicada y con muchas aristas. El desastre del A400M amenaza con arrastrar a la compañía, que presume de ser líder en el mundo y de haber fabricado el año pasado un récord absoluto de aviones. El consorcio se defiende con el recurso a un ultimátum generalizado a los gobiernos, del que quieren hacer partícipe a sindicatos y trabajadores. La partida se juega en un gran teatro de operaciones, con Berlín como epicentro, pero no por ello deja de afectar a la Bahía, europea al fin pero ahora por causas mucho menos ideales que las que traen a las mujeres de Beijing+15. En el Centro Bahía de Cádiz de la división militar, en El Puerto, vuelven a sonar las sirenas de la venta a Alestis con la inexplicada e inesperada comisión de evaluación. La Junta de Andalucía, accionista del proveedor, se resiste todo puede a los intentos del consorcio, otros lo llaman chantaje, que ofrece un compromiso en horas de trabajo a cambio, pero no se sabe por cuánto tiempo podrá rechazar el envite. Es preciso conjurar el fantasma de la reconversión, de la desindustrialización, del subsidio.

El gris es también aquí el color de la temporada. Virando a negro.