TU PM

Las reacciones no se han hecho esperar. Tras el anuncio del Gobierno de aumentar la edad de jubilación a los 67 años, se ha formado un escándalo de dos pares y señor mío. Las redes sociales han contribuido a ello y ayer noche ya eran más de 45.000 personas las que se habían unido al grupo en Facebook 'Va a trabajar hasta los 67 tu pm (palabrota) '. El problema no sería sólo este, sino otros muchos que lleva añadidos la ley que quiere aprobarse y que, por contra, en ningún momento habla de la pensión que les queda a los políticos después de ocupar un cargo público, por ejemplo, ni dice que la ministra Salgado y casi todos sus compañeros por mí primero, se libran de esta medida porque han nacido antes de 1959. Ocurre como con la ley ómnibus, que mucha gente cree que sólo afecta a los taxistas porque quizás es lo que más ha trascendido en prensa, pero no olvidemos que esta norma esconde una maraña de medidas aún desconocidas y, en muchos casos, de más difícil aplicación. Pues lo mismo pasa con lo de los 67 años. Como dice mi amiga Eva, si ya es difícil encontrar trabajo a los 40, no quiero pensar si me quedo en paro a los 60. Dicen que lo de las pensiones se veía venir desde hace años, pero claro, era plato de mal gusto hablar de ello, como ocurre con el paro. Pero si se agota lo de las pensiones, el Gobierno también podría pensar en agotar algunas subvenciones que da a diestro y siniestro y que también hacen que la mitad de un país mantenga a la otra, en muchos casos acostumbradas ya a este tipo de ayuda. Eso, al igual que pretenden hacer con las pensiones, también deberían investigarlo. Una y otra son medidas sociales, pero cuando uno cumple los 65 años, después de más de media vida trabajando, es muy duro que te digan que quedan todavía dos años por delante y que a los 67 su pensión no le va a dar ni para terminar de pagar la hipoteca. Porque eso es otra cosa. Si una de la excusas para ampliar la edad de trabajar es que hay más esperanza de vida, que el Gobierno hable también con los bancos para ampliar los años de hipoteca, por ejemplo.

LOS QUE TRINAN

Los que están que trinan son los miembros de las juntas arbitrales de Consumo a los que la Diputación ha reducido sus dietas en un 50% de golpe y porrazo, a través de un decreto firmado por su presidente, Francisco González Cabaña y por Juan Carlos Perales Pizarro, hermano del desaparecido Alfonso y que ha ocupado distintos cargos sindicales en el Palacio Provincial siendo ahora director del Área de Solidaridad Internacional. Por tanto, los miembros de estas juntas pasarán a cobrar de 60 a 30 euros («por motivos presupuestarios», alega el decreto) y su trabajo incluirá el estudio del expediente, la asistencia a la vista, la redacción y votación del laudo final, y su corrección, aclaración y complemento si procediera. No estaría mal, de paso, reducir, por ejemplo, las horas extras de más de un departamento, empezando por las que genera el transporte en coches oficiales de los diputados a sus pueblos de origen.

CHICLANA SE UNE AL BICENTENARIO

Ya sólo queda Puerto Real y eso que el acuerdo que se alcanzó en octubre del pasado año entre la Diputación y el Consorcio incluía a su vez a estas dos localidades de la Bahía y anunciaba que el convenio sería suscrito entre estos ayuntamientos, el presidente de la Diputación de Cádiz, Francisco González Cabaña y Luis Pizarro, como presidente del Consorcio del Bicentenario. Sin embargo, lo cierto es que en la foto del viernes tan sólo estuvieron Luis Pizarro y el alcalde de Chiclana, José María Román, echándose de menos al resto de protagonistas. Quizás la próxima semana le tocará foto a Barroso. El convenio reconoce el papel desempeñado por ambas localidades en los acontecimientos históricos del doce y la hace partícipe de actividades, aunque en ningún momento se habló el viernes de cuánto dinero aportará cada uno de estos municipios al Consorcio, al igual que ya hacen San Fernando y Cádiz.