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Un buceador del Ejército taiwanés abandona su barco en la base naval de Tsaoying. :: AFP
MUNDO

China enseña los dientes a EE UU

Pekín suspende la cooperación militar con Washington por aprobar la venta de armamento a la 'isla rebelde' de Taiwán

PABLO M. DÍEZ
PEKÍN.Actualizado:

El final del hechizo de Barack Obama que se parece estar viviendo cuando el presidente de Estados Unidos cumple un año en la Casa Blanca se ha contagiado también a la escena internacional. A la pérdida de su popularidad y a las críticas a algunos asuntos domésticos se sumó ayer un nuevo frente diplomático muy a tener en cuenta: China.

Justo un día después de que el Pentágono anunciara la venta a Taiwán -el Congreso tiene un mes para ratificar la operación- de 114 misiles Patriot, 60 helicópteros Black Hawk, varios barcos dragaminas y equipos de comunicación para sus aviones de combate F-16, todo por un valor total de 6.400 millones de dólares (4.616 millones de euros), el régimen de Pekín se rebelaba y declaraba la guerra diplomática a Washington.

«Considerando el daño severo y el odioso efecto que provocará la venta de armas a Taiwán, hemos decidido suspender los intercambios militares con EE UU y las próximas visitas mutuas ya planeadas», informó la agencia estatal Xinhua citando un durísimo comunicado del Ministerio de Defensa chino, que llamó al agregado militar de la Embajada norteamericana en Pekín para transmitirle su más «enérgica protesta».

Entre las visitas que podrían ser suspendidas figuran las del secretario de Defensa, Robert Gates, y la del almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor, así como la de su homólogo chino, Chen Bingde, a EE UU. Por su parte, el viceministro de Asuntos Exteriores del gigante asiático, He Yafei, se mostró «indignado» por la venta y advirtió de que «podría tener consecuencias que ambas partes no desearían ver». «Washington deberá asumir sus responsabilidades por las serias repercusiones que habrá si no anula inmediatamente la decisión errónea de vender armas a Taiwán», amenazó He al embajador americano, Jon Huntsman.

Para empezar, y además de suspender sus contactos militares, Pekín sancionará a las empresas que participen en la venta, entre las que destacan la division Sikorsky Aircraft de United Technologies Corp., fabricante de los helicópteros Black Hawk, y el gigante Lockheed Martin Corp., que participa en los misiles Patriot junto a Raytheon.

Aunque esta venta de armamento es la segunda parte de un acuerdo alcanzado en octubre de 2008 por la anterior Administración Bush que ya provocó en su momento la suspensión temporal de los contactos militares entre ambos países, llega en el peor momento para el presidente Obama. Todo ello a pesar de que, para mitigar la reacción china, el Pentágono ha retirado de la operación dos partidas ansiadas por el Ejército de Taipei, como son una nueva remesa de 66 cazas F-16 C/D y un plan de diseño de submarinos de gasóleo.

Soberanía irrenunciable

Justo cuando su popularidad empieza a perder fuelle después de un año en el cargo, al inquilino de la Casa Blanca le estalla su primera gran crisis con China, la potencia emergente que está llamada a rivalizar con EE UU por la hegemonía mundial. Aunque Obama ha intentado involucrar plenamente al régimen de Pekín en la agenda internacional, como se vio durante su visita del pasado mes de noviembre, la venta de armas a Taiwán es un asunto que no admite discusión para las autoridades chinas.

Separada desde el final de la Guerra Civil (1945-49), esta isla es de facto un país independiente que sólo reconocen una veintena de pequeños estados, entre ellos el Vaticano, pero el régimen de Pekín reivindica su soberanía como una irrenunciable cuestión de orgullo nacional. De hecho, una de las condiciones indispensables para mantener relaciones diplomáticas con Pekín es suscribir la «política de una sola China» y rechazar la independencia formal de Taiwán. Así lo hizo EE UU en 1979 al romper sus lazos diplomáticos con Taipei. Sin embargo, ese mismo año el Congreso estadounidense aprobó una ley por la que Washington se comprometió a ayudar a Taiwán en caso de conflicto bélico con el continente.

Desde que ganó las elecciones en 2008, el presidente taiwnés, Ma Ying-jeou, ha abogado por el acercamiento a China. Sin embargo, la operación armamentística puede devolver la tension al Estrecho de Formosa, donde más de un millar de misiles chinos apuntan a la 'isla rebelde'.