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Vecinos del municipio alcarreño de Yebra muestran su apoyo al almacén de residuos nucleares. :: ELVIRA MEGÍAS
ESPAÑA

¿Nucleares? Sí, gracias

La instalación de la planta sería el 'Gordo' de la Lotería para el pueblo por la inversión que acarrea y los empleos que genera Once municipios compiten por la adjudicación del Almacén Temporal Centralizado de residuos atómicos

C. REINO / J. V. MUÑOZ / J. M. FRANCISCO
BARCELONA / TOLEDO / VALLADOLID.Actualizado:

Hay veces en la vida que la cuna importa más que el carné del partido. Esto es lo que pasa con el concurso para la adjudicación del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares, un silo al que optan once municipios contra la opinión, en la mayoría de los casos, de los gobernantes autonómicos y de los líderes regionales y nacionales de los respectivos partidos. Son poblaciones pequeñas, algunas minúsculas, en las que los beneficios económicos y laborales que puede reportar el almacén han superado a los atávicos miedos nucleares.

Son pueblos que, con las excepciones de Ascó y Yebra, nunca habrían saltado a los medios informativos por sus relaciones con el mundo nuclear. Es más, nunca habían sido famosos por nada. Quién, aparte de los vecinos, había oído hablar de Villar de Cañas, Torrubia de Soria, Melgar de Arriba, Albalá, Santervás de Campos, Congosto de Valdavia, Zarra, Santiuste de San Juan Bautista y Villar del Pozo. Ahora, más de un político ha tenido que buscar en el mapa el pueblo de su circunscripción que se apuntaba a la carrera por la planta de residuos.

Las primeras postulaciones, las de Ascó y Yebra, recibieron una ácida respuesta tanto de los gobernantes autonómicos, el catalán José Montilla y el castellano-manchego José María Barreda, como de los superiores políticos de los dos alcaldes, el líder de CiU, Artur Mas, y la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal. Pero la proliferación de candidaturas acabó por diluir las polémicas y todos pasaron la pelota al Gobierno, que debe decidir antes del verano.

Los regidores no se perdieron en disputas. Entre todos ellos hay un denominador común, el interés local por encima de otras consideraciones. «Comprendo la perspectiva de mi partido. Su ámbito de trabajo es mayor. Pero cada uno defiende lo suyo», comenta Rafael Vidal, alcalde de Ascó, que ha sido expedientado por su formación, CiU, por presentar la candidatura de esta pequeña población tarraconense para acoger el almacén de residuos nucleares. Pero «me debo a mi municipio», dice. Vidal, además, mira al futuro, recuerda que las dos centrales nucleares de Ascó «cierran en 15 años» y no se pueden dormir en los laureles, «estamos obligados a progresar como municipio».

Casas deshabitadas

No es nacionalista catalán sino del PP y castellano-manchego, mas la filosofía es la misma. José María Saiz, alcalde del municipio conquense de Villar de Cañas y herrero de profesión, asegura que «sólo» intenta que su pueblo y los de la comarca «no mueran y salgan de la pobreza porque aquí, en invierno, no hay ni 250 habitantes». Sostiene que su obligación como gobernante es que Villar de Cañas «no se pierda y hoy el 50% de las casas están deshabitadas y la gente joven se ha ido». Juan Pedro Sánchez, regidor del municipio alcarreño de Yebra, es también categórico: «Lo primero es el beneficio de mi pueblo y el ATC aportaría desarrollo económico por los puestos de trabajo que crearía, máxime con la crisis que tenemos, y sería una excelente oportunidad de desarrollo científico, tecnológico y empresarial para la comarca».

Más de lo mismo en Castilla y León, donde cinco municipios minúsculos optan al 'premio' nuclear. El móvil es común y evidente: no tienen otro tipo de alternativas sociales o económicas. «Los pueblos se mueren», sostienen los alcaldes de Melgar, Torrubias y Congosto. «La palabra clave es vida; nosotros queremos que aquí haya vida, pero sólo comprobamos cómo la gente se ve obligada a emigrar porque no tienen otra salida», se queja con amargura Santiago Baeza, regidor de Santervás de Campos, población que presenta una candidatura conjunta con Melgar.

Es que la adjudicación del silo de residuos sería el 'Gordo' de la Lotería' para estas localidades en retroceso económico y demográfico. La Empresa Nacional de Residuos Radioactivos entregará seis millones de euros anuales, 2,4 millones para el municipio que albergue el almacén y 3,6 millones para los pueblos a 12 kilómetros a la redonda. Además, los ayuntamientos que impulsen programas de desarrollo local percibirán 1,8 millones adicionales. Esto en cuanto al dinero contante y sonante. En el terreno laboral, la planta de residuos creará 500 empleos directos y varios centenares de puestos indirectos.

El temor a accidentes que esgrimen los vecinos contrarios a la instalación del almacén es infundado, a juicio de los regidores. El alcalde de Villar de Cañas asegura que se ha asesorado «y ningún experto nuclear me ha dicho que esto pueda ser malo sino todo lo contrario». Lo mismo dicen los demás, y también los expertos en energía nuclear. El problema es para los políticos, que no quieren ir contra corriente de unas encuestas reacias a lo nuclear.