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ESPAÑA

Jaque al poder territorial del PSOE

Si de algo se sentían orgullosos los 'zapateristas' era de haber demostrado que podían gobernar en todas las comunidadesEl PP tiene posibilidades de gobernar en dos feudos antaño inexpugnables, Andalucía y Castilla-La Mancha, y se mantiene fuerte en sus plazas de Madrid, Valencia y Murcia

ANTONIO MONTILLA Y PAULA DE LAS HERAS
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El poder territorial del PSOE está en peligro. El partido de José Luis Rodríguez Zapatero logró en 2007 la nada despreciable hazaña de poner un pie en los gobiernos de nueve comunidades autónomas, frente a los seis bajo égida del PP. Apenas tres años después, las perspectivas no pueden ser más oscuras para los socialistas. Sólo uno de sus feudos tradicionales, Extremadura, se salva con claridad de la zozobra general. La reciente encuesta publicada por el Instituto de Estudios Sociales de Andalucía, que augura una histórica victoria para los populares tras 27 años de hegemonía del puño y la rosa, es sintomática.

El lastre del desempleo parece allanar el camino del PP en las urnas. El primer partido de la oposición ha experimentado una trasmutación casi alquímica, difícil de comprender en una coyuntura ajena a la crisis económica. En apenas dos años, Mariano Rajoy no sólo ha logrado enjugar los cuatro puntos de ventaja que sacó José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones generales sino que aparece cinco puntos por delante del PSOE en intención de voto.

Los populares son conscientes de que el camino más recto hacia La Moncloa pasa por los comicios del año que viene. Las perspectivas son halagüeñas, pero faltan 16 meses. «Optimismo sí, euforia, no», resumen en Génova. 'Grosso modo' sus datos coinciden con los que manejan en la calle Ferraz. Allí se aferran a que un año, en política, puede ser una eternidad, mas no ocultan su preocupación. Si de algo se sentían orgullosos los 'zapateristas' era de que su líder había conseguido darle la vuelta al mapa autonómico y, además, arrebatar territorios de relevancia como Cataluña o el País Vasco al poder nacionalista. Y unos meses después de que Galicia volviera a caer en manos del PP, incluso eso se tambalea.

Las grandes batallas

Cataluña, Andalucía y Castilla-La Mancha

En Euskadi la posición de Patxi López es delicada, pero ni siquiera se ha cumplido un año de su elección. Pese a todo, los partidos ya han puesto en marcha su maquinaria para las municipales y forales de 2011, que servirán como toma de temperatura del cambio. Pero, desde el punto de vista de impacto nacional, la atención se centra primero en Cataluña; porque sus elecciones serán este mismo otoño y porque es un granero de votos fundamental para el PSOE, sin el que no podría ganar las elecciones. El PSC de Montilla ya perdió en 2006, pero formó una mayoría con ERC e ICV que ahora se ve muy amenazada.

Las estimaciones realizadas sobre el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión de Cataluña, apuntan a que eso ya no será posible y CiU tendrá mayoría suficiente (entre 55 y 57 escaños) para gobernar solo o en coalición. Los socialistas, con 36 o 38 escaños, no encontrarían la forma de llegar a la mayoría absoluta (67) ni siquiera con una reedición del tripartito. El asunto inquieta en el PSOE, pero hasta cierto punto. Es discutible que el resultado de noviembre vaya a tener traslación nacional. En Cataluña, más que en ninguna otra comunidad, el votante socialista distingue entre autonómicas y generales y, en las últimas, se moviliza más. Además, no falta entre los dirigentes del PSOE quien, con malicia, ansía que los nacionalistas venzan. Defienden que facilitaría la gobernabilidad del país.

Cosa distinta es que CiU decida casarse con el 'enemigo'. Cataluña es una quimera para los populares, sobre todo tras su decisión de recurrir el 'Estatut' y su defensa a ultranza de la primacía del castellano sobre el catalán. No obstante, Rajoy incrementará el número de apariciones públicas con la intención de que su formación logre una subida sustancial en votos y escaños que le permita tener la llave para impulsar un cambio de gobierno. Un gesto que lleva implícito el acercamiento a la formación de Artur Mas y que puede resultar decisivo en clave nacional.

La fortaleza del proyecto socialista se medirá también en Andalucía. Con ocho millones de habitantes, aporta al Parlamento nacional 61 de sus 350 diputados y de los 169 escaños que logró Zapatero en las elecciones de 2008, más del 20% se los dio esta comunidad. Incluso en el caso de que el descalabro sea insuficiente para que el PP pueda gobernar, existe un lógico temor al efecto rebote sobre los resultados de las generales, sobre todo si, como suele ser habitual, la celebración de unos y otros comicios coincide.

En el cuartel general del PSOE se intenta descafeinar los datos demoscópicos. Dicen que no es la primera vez que el PP andaluz lleva la delantera a dos años de los comicios, que los electores del adversario están muy movilizados y que los suyos no se ponen en situación hasta pocas antes de la contienda. Pero también admiten que existe un fuerte «cabreo» por el elevado índice de paro, cercano al 30%.

Castilla-La Mancha está en las mismas. El suyo es un caso curioso porque pese a tener una sociedad conservadora que, en generales vota PP (12 escaños frente a los 9 del PSOE en 2008), en los últimos 27 años sólo ha conocido gobiernos autonómicos socialistas. El vuelco, nada descartable, sería un duro golpe para el PSOE. La designación de la también secretaria general popular, Dolores de Cospedal, como candidata del PP ha aumentado enormemente las posibilidades del partido opositor, que nunca había tenido una cabeza de cartel tan conocida ni tan valorada.

Aún así, los socialistas castellano-manchegos afirman que la distancia con el PP es ahora mayor que antes del verano, que la dualidad de los cargos está empezando a pasar factura a la líder popular y que su ausencia en los plenos del Parlamento penaliza. La lucha se centrará en dos provincias clave: Ciudad Real, tierra de José María Barreda y única provincia con un número impar de escaños, y Guadalajara, donde, según las encuestas que maneja el partido gubernamental, el PP puede ganar «por goleada».

La contienda está también ajustada en Baleares, comunidad castigada por los escándalos de corrupción. El socialista Francesc Antich se hizo con el feudo popular en 1999, lo perdió en sólo una legislatura y lo recuperó de nuevo en 2007 gracias a un aliado tan volátil como Unió Mallorquina. La inestabilidad del pacto de gobierno hace daño a las perspectivas electorales socialistas aunque en la dirección afirmen que «no son tan malas como reflejan los medios». El PP entiende que está en disposición de ganar. Dicen que Rajoy ha pasado «definitivamente» la página del turbio periodo en el que Jaume Matas, imputado en el 'caso Palma Arena', estaba al frente del partido y apoyará a José Ramón Bauza como presidente de los populares baleares y como candidato en 2011.

Los irreductibles

Madrid, Valencia, Murcia, Castilla y León y Extremadura

Las cosas están bastante claras en cuatro comunidades. Ni PSOE ni PP contemplan que puedan cambiar de signo cuatro plazas populares: Madrid, Valencia, Murcia y Castilla y León. Las dos primeras son los grandes agujeros negros del PSOE, comunidades relevantes por su dimensión -están entre las cinco más pobladas de España- que llevan años sin conocer un candidato socialista sólido. Ni los presuntos casos de corrupción ni las disputas en clave interna han logrado mermar el poderío de la marca PP.

Rajoy adelantó esta misma semana que Esperanza Aguirre repetirá como cabeza de lista y en la dirección nacional nadie duda de que Camps renovará como presidente valenciano, salvo la «improbable» hecatombe que supondría hallar alguna acusación ineludible contra Camps en el sumario del 'caso Gürtel' . Ambos siguen cosechando intenciones de voto superiores al 50% en los sondeos frente a los aspirantes socialistas, Tomás Gómez y Jorge Alarte, cuyos índices de conocimiento son preocupantemente bajos.

Los populares madrileños confiesan sentir cierta desazón por el crecimiento de UPyD; pero advierten de que el PSOE tampoco debería estar tranquilo. Creen que el partido de Rosa Díez será capaz de hacerse con el 5% de los votos y obtener siete escaños, de los que dos vendrían a mermar las filas de la 'lideresa' sin poner en riesgo su reinado.

En Génova también dan por hecha la victoria en Murcia, donde el mando de Ramón Luis Valcárcel es «incontestable»; en Castilla y León, porque la joven apuesta de Zapatero, Óscar López, sigue a años luz de Juan Vicente Herrera; y en La Rioja, donde la posición de Pedro Sanz es, dicen, firme. Los socialistas sostienen que en la tierra del vino no lo tienen tan negro y que hay alguna posibilidad de quitar a los populares la mayoría absoluta y gobernar con los regionalistas. Pero, admiten, «está complicado».

El único presidente autonómico del PSOE que pisa suelo firme es el extremeño Guillermo Fernández Vara. En los últimos comicios se mostró capaz de mejorar los resultados del veterano Juan Carlos Rodríguez Ibarra y la debilidad interna del PP, sin candidato potente, hace que el desgaste que sufre su formación no tenga, en su caso, consecuencias graves.

En alerta Asturias y Aragón

En principio, Asturias y Aragón tienen también muchas papeletas para caer, una vez más, del lado socialista. De hecho, los análisis de la formación que lidera Rajoy no contemplan siquiera la posibilidad de ganar en el Principado, donde a una larga tradición progresista hay que añadir la falta de sustituto para el presidente regional, Ovidio Sánchez, ya «de salida». Así y todo, en el PSOE no lo ven tan claro. Dicen que «hay pugna» y que todo dependerá del candidato. Miran con el rabillo del ojo a su contrincante con temor por que se decante por un peso pesado como el ex ministro Francisco Álvarez Cascos, en cuyo caso, la disposición de Vicente Álvarez Areces a repetir como aspirante no es segura.

En Aragón el problema es similar. El PP ve al alcance una victoria. Tiene una candidata potente, Luisa Fernanda Rudi, y las últimas encuestan indican que crece en intención de voto a costa del Partido Aragonés. Los estudios de los socialistas apuntan a que, de continuar Marcelino Iglesias, actual presidente de la comunidad, el PSOE «arrasaría», pero lo cierto es que éste ya anunció hace algo más de un año su marcha y no hay datos que permitan asegurar que su probable sucesora, la secretaria de Estado de Educación, Eva Almunia, vaya a heredar sus afectos.

Quedan dos comunidades ajenas al poder de los partidos mayoritarios: Canarias y Cantabria. En ambas el PSOE tiene poco que hacer. Juan Fernando López Aguilar, candidato a palos en 2007, consiguió reflotar el partido y llevarlo al primer puesto, pero no pudo gobernar y, entregado a su labor en el Parlamento europeo, no repetirá. En Cantabria, los socialistas son simplemente tercera fuerza.

Quizá el panorama más incierto lo presente Navarra. El PSN se beneficia de la ruptura del PP y UPN y de la futura marcha de Miguel Sanz, que no repetirá como candidato conservador. Se abre un amplio abanico de alianzas.