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Momento de la operación del trasplante de cara. :: EFE
Sociedad

Una vida nueva

El hombre sometido a un trasplante de cara en Sevilla evoluciona favorablemente y ya se levanta de la cama

CECILIA CUERDO
SEVILLA.Actualizado:

Entre diez meses y un año. Ése es el plazo que, en las previsiones más optimistas de los médicos, el hombre sometido a un trasplante de cara el martes en un hospital de Sevilla podría empezar a recuperar la movilidad de los nervios y tejidos afectados. El paciente evoluciona satisfactoriamente en la unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío, según los médicos, que explicaron que aunque está «lógicamente cansado» tras una operación tan compleja, ya se ha levantado de la cama e incluso bromea con los facultativos.

El equipo de 25 profesionales que realizó el segundo trasplante de cara en España compareció ayer en rueda de prensa para dar detalles de una intervención que destacará, dijeron, por dos hitos técnicos. El primero, que los médicos prepararon la operación durante 15 meses para que cualquier mínimo detalle estuviera previsto a la perfección, ensayando con cadáveres y con un sistema de simulación virtual que permitió detallar al máximo cual era el tejido que había que retirar del receptor y ajustar con suma precisión el tejido donado al nuevo rostro, porque no basta que el color de piel sea coincidente. «La geometría del rostro tiene que coincidir, si no, hay un serio problema», subrayó el director de la Unidad de Cirugía Plástica y Reparadora y responsable de la intervención, Tomás Gómez Cía.

Asimismo, retirar el tejido del donante y trasplantarlo al receptor suponía para los médicos el reto de que la piel estuviera el menor tiempo posible sin riego sanguíneo, por lo que los cirujanos optaron por una solución insólita: una vez retirado el tejido del donante, se conectó a la arteria femoral del receptor mientras a éste se le preparaba para la intervención, con lo que se garantizaba la irrigación y además se comprobaba que no hubiera un rechazo hiperagudo al implante en los primeros momentos.

En este sentido, y transcurridas las primeras 72 horas, Gómez Cía apuntó que la evolución del enfermo permite ser «optimistas», aunque se mostró cauto al recordar que, como cualquier otro trasplante, su estado es de extrema gravedad y aún se pueden producir complicaciones normales del cualquier posoperatorio. Así, resaltó que «la piel tiene bastante capacidad para producir una reacción de rechazo y siempre hay dificultades en cualquier postoperatorio, fundamentalmente en lo que tiene que ver con rechazos e infecciones, aunque con tratamiento convencional la respuesta tiene que ser buena».

De momento, el paciente ya se ha levantado de la cama para sentarse en un sillón, su ánimo es bueno e incluso ha podido bromear con los sanitarios a cuenta de la derrota del rival de su equipo de fútbol. «Tiene algunos apósitos y muy pocas vendas, aunque los párpados están inflamados», detalló el coordinador de la intervención.

Aún no sabe cómo es su nuevo rostro, algo que ocurrirá más adelante y en función de cómo vaya reaccionando, según los médicos, quienes adelantaron que ya está siendo tratado en este sentido por el departamento de Salud Mental. «Cuando llegue el momento, se mirará en el espejo y en presencia de psicólogos que le pueden dar apoyo y consejo», recalcó.