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«A veces los padres no ayudan»

El ex campeón olímpico Pedro García Aguado, tras más de seis años de rehabilitación, vuelve a protagonizar el programa de Cuatro 'Hermano mayor' para jóvenes inadaptados

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Pedro García Aguado 'Toto' (Madrid, 1968) estuvo a punto de echar su vida a perder. Medallista olímpico y campeón del mundo por partida doble en la disciplina del waterpolo, empezó a beber a los 14 años y a consumir cocaína a los 20. Tras más de seis años de rehabilitación vuelve a protagonizar el programa de Cuatro 'Hermano mayor', para ayudar a otros jóvenes inadaptados. El espacio estrena su segunda temporada este viernes, a las 21.30 horas.

-¿Qué nos vamos a encontrar en esta nueva temporada?

-Pues casos aún más duros que los de la primera. Nos hemos enfrentado a situaciones muy intensas.

-¿Qué tipo de perfil de chicos han buscado?

-Usted también vivió lo suyo.

-Sí, claro. He tenido problemas con el alcohol y la cocaína y por suerte tuve la voluntad necesaria para rehabilitarme. Empecé a los 14 años porque me afectó mucho que mis padres se separasen, aparte de que ya de por sí tenía la autoestima baja.

-Ese problema, ¿se acentuó con sus éxitos deportivos?

-Sí, porque los éxitos eran la justificación para celebrar y con las victorias tenía menos sensación o conciencia de riesgo, de que me estaba pasando de la raya. No es cierto el estereotipo ése de que los yonquis salen de los barrios marginales. Yo soy campeón olímpico y era más yonqui que cualquiera.

-¿Cuándo se dio cuenta de que no podía seguir así?

-En el 92, porque ya me dieron un toque en el equipo. Tuve que admitir que tenía un problema de autocontrol y responsabilidad. Me pusieron un vigilante por las noches: un fisio en la habitación, que controlaba que no me escapara.

-¿Tuvo algún 'Hermano mayor' que le ayudara?

-Sí, el capitán del equipo, Manel Estiarte. Manel era mi referencia más directa, aparte de mi padre.

-Ahora ayuda a chicos desorientados, debe ser gratificante.

-Sí, bastante, porque veo que los chavales aprovechan las pautas que les doy. Claro que hay veces que los padres no ayudan mucho a mantenerlas.