Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Porfirio Lobo saluda a sus seguidores en su recorrido por Tegucigalpa tras ser investido presidente. :: AP
MUNDO

El mundo da la espalda a la toma de posesión de Lobo

El nuevo presidente de Honduras inicia su mandato con el reto de reconciliar a un país dividido tras la destitución de Zelaya

MILAGROS L. DE GUEREÑO
Actualizado:

Porfirio Lobo asumió ayer la presidencia de Honduras con el reto de reconciliar al dividido país centroamericano y disipar las dudas de la comunidad internacional sobre la legalidad de su mandato. Será una labor complicada, a tenor de los muy escasos mandatarios extranjeros que acudieron a su ceremonia de investidura. En las tribunas de invitados del Estadio Nacional prácticamente sólo había ministros y delegados de unos cincuenta países y de formaciones políticas. El Gobierno español no envió ninguna delegación, pero sí lo hizo el Partido Popular.

El acto, abierto por una ceremonia religiosa, estrenó protocolo. Ni Roberto Micheletti, el mandatario de facto tras la destitución de Manuel Zelaya, ni el anterior gobernante constitucional asistieron a la solemne toma de posesión. Micheletti en esos momentos asistía a una misa en otro lugar de Tegucigalpa y Zelaya emprendía viaje hacia República Dominicana. Sí estuvieron presentes miembros de todas las Fuerzas Armadas.

El Congreso aprobó en la víspera una amnistía para todos los implicados en el golpe de Estado del 28 de junio que Lobo sancionó durante su investidura, pero durante la ceremonia no hizo ninguna referencia a Zelaya ni a la quiebra de la voluntad popular protagonizada por el Ejército y sectores de la oposición al anterior presidente electo. «Es un cargo que dura cuatro años, ni un día más», dijo Lobo nada más tomar la palabra. Insistió sobre todo en que ayer empezaba «el cambio. Dios nos ayudará a lograrlo». «Estamos listos y dispuestos a enfrentar un futuro unido», añadió este empresario de 62 años en su discurso de investidura, en el que también prometió ser «presidente para todos, porque Honduras somos todos».

El político prometió mantener la comisión de la verdad para investigar el golpe y trabajar por «mejorar la condición de vida del pueblo hondureño». Advirtió de que «recibía un país en las peores condiciones» porque a raíz de la crisis dejó de recibir 2.000 millones de dólares -1.420 millones de euros-. Para atraer capitales anunció una nueva ley de inversión extranjera. Lobo firmó ante los invitados el Plan de Nación para luchar contra la pobreza, mejorar el sistema sanitario público y el sistema educativo, con inclusión de educación bilingüe y nuevas tecnologías y reunificar la nación.

El presidente abogó también por la igualdad de oportunidades porque «el que no tiene la culpa es el que paga» e «igual aprende el hijo del pobre que el hijo del rico, la diferencia son las oportunidades». En su improvisado parlamento, afirmó que para lograr el desarrollo y la tranquilidad era necesaria «la seguridad de la nación». Lobo también prometió mejorar la justicia, «que no se mide por la cantidad de leyes sino por el fin de la impunidad. Se creó una tolerancia a la corrupción en el Gobierno de unidad nacional», dijo.

Se dirigió a la comunidad internacional al expresar su deseo de «mantener las mejores relaciones con todos ellos dentro del respeto mutuo» y ofreció amistad con «todos los pueblos del planeta, sea cual fuere su orientación política o su raza». Para finalizar, Lobo agradeció su apoyo y comprensión a su tercera esposa, a sus once hijos y a sus hermanos, además de destacar el «ejemplo de rectitud y trabajo» de sus padres.