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Las dueñas de la tienda de vinos Magerit, atrapadas en Perú
CÁDIZ. Actualizado: GuardarEn todo el día de ayer sólo pudieron conseguir para comer un paquete de patatas y beber un poco de agua. Sin apenas nada que llevarse a la boca, sin ropa y sin medicamentos, Josefina Armenta y Maribel Fernández -las dueñas de la conocida tienda de vinos gaditana Magerit-, contabilizan ya hoy tres días atrapadas en la localidad de Aguas Calientes, ubicada en la ciudad inca de Machu Pichu, en Perú.
El pasado 23 de enero llegaron a Ollantaytampo, donde la agencia de viajes les había reservado el hotel. Al tercer día de su llegada tenían preparada una excursión hacia Aguas Calientes. Esa mañana salieron con una mochila y lo esencial para pasar una noche fuera, sin imaginar lo que les iba a suceder.
Junto a otros 1.400 turistas más -ya han sido evacuados otros 400- se encuentran atrapadas en este pequeño pueblo que ha quedado aislado por las torrenciales lluvias que comenzaron a caer el pasado domingo. Las inundaciones, que han dejado más de 10.000 damnificados en el sur del país, se han cobrado la vida de al menos diez personas según comunicaron ayer desde la Oficina de Asistencia al Turista de Perú.
Así las cosas, Josefina y Maribel se encuentran atrapadas en esta región donde pasan el día haciendo cola para intentar coger alguno de los helicópteros que están trasladando a los turistas hasta Ollantaytampo. Según explicó la embajada de Perú el operativo de rescate que han puesto en marcha cuenta con siete aeronaves peruanas y cuatro estadounidenses, y aunque el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Perú señaló que la evacuación habría finalizado ayer, lo cierto es que, según fuentes oficiales, aún quedan por rescatar a más de 1.400 turistas. «Nos pasamos horas en cola para intentar subirnos a los helicópteros pero aquí hay miles de personas», asegura Josefina.
«No hay médicos, ni apenas agua ni comida, y la embajada española no nos está ayudando» explican, además de reconocer que después de dos días desesperadas, en la jornada de ayer decidieron intentar relajarse y ayudar en la medida de sus posibilidades. «Hemos estado recogiendo piedras para ayudar a hacer un muro de contención porque el río se está engullendo el pueblo. Esto es una ratonera». Se sienten desamparadas y no han recibido ningún tipo de información sobre cuánto tardarán en sacarlas del país. «Aquí estamos solos, sin ayuda, sólo recibe comida la gente que está durmiendo en el tren de la estación, pero allí no cabemos todos», cuentan. «No hay agua caliente, seguimos con la misma ropa, y ayer estuvimos esperando más de siete horas para conseguir una media noche de jamón y queso, y un vaso de agua».
Se da la circunstancia de que Maribel, tiene diabetes y tampoco cuenta con suficientes medicamentos, y aunque según el Gobierno peruano en primer lugar serían evacuados los niños, ancianos y enfermos.