Antonio del Castillo pelea desde Sevilla para que todo el peso de la ley caiga sobre los autores del crimen. :: REUTERS
Sociedad

«Ya es hora de que pidan la opinión al pueblo»

Cuando se cumple un año del crimen de Marta del Castillo, su padre no ceja en reclamar la cadena perpetua para el asesino

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Me voy a Triana, papá. ¡Hasta luego!». Fue lo último que le dijo Marta en el portal de casa, al verlo llegar con la bolsa de la compra en la mano. Una despedida fugaz, como todas. Ha pasado un año y Antonio del Castillo sigue adelante como puede. «Con serenidad, sí, pero dispuesto a luchar hasta el final», asegura sin vacilar al otro lado del teléfono, en Sevilla.

No hay rastro del cadáver de su hija. Esta misma semana, la Fiscalía y la acusación particular deberán precisar la petición de penas de cárcel para los cinco inculpados. Todo apunta a que el ministerio público solicitará más de 25 años para Miguel Carcaño, asesino y violador confeso de la joven, más de 8 de reclusión para el menor Javier G. 'El Cuco', y 3 para cada uno de los acusados por haber encubierto el crimen.

Pero Antonio no ceja en su empeño de reivindicar la condena perpetua, y confía en un hipotético referéndum para zanjar la cuestión. «¿Por qué no? Ya es hora de que se pida la opinión al pueblo en temas que realmente interesan. Se hizo cuando la entrada en la OTAN y con la Constitución europea que, por cierto, no había leído nadie... Y digo yo, ¿por qué no se va a poder hacer ahora? Más de un 80% de la gente está a favor en casos como el de Sandra Palo, Mari Luz y... éste», asegura con voz firme. Él solo pide que, al igual que se hizo en el Parlamento andaluz a instancias del PP, se abra un debate sobre la cadena perpetua. «¡Lo importante es que este clamor llegue a Madrid y se discuta en el Congreso de los Diputados! Es importante que se escuche a la gente de la calle», clama convencido.

Cambiar la Constitución

Miguel Ángel Jimeno, portavoz de la Asociación Jueces por la Democracia, apela a la serenidad y lamenta que el dolor y «la intromisión interesada de los políticos» haga perder de la noción de la realidad: «Nunca habrá una propuesta legislativa seria sobre la pena perpetua». A no ser que se cambie la Constitución española, algo que de momento no ha planteado ninguna agrupación política. Haría falta una mayoría altamente cualificada en ambas cámaras (Congreso y Senado), la posterior disolución de las Cortes, una nueva aprobación del texto por igual mayoría y la sanción en referéndum. Un proceso complejísimo en el que no ahonda Antonio. Se limita a poner el dedo en llaga: «Yo sólo pido más rigor en la regulación del Código Penal, que no haya lagunas». A su juicio, no es posible que «la embriaguez sea una circunstancia agravante cuando vas al volante y se convierta en atenuante si matas a alguien». Y también le indigna constatar que «si te autoinculpas del delito, luego puedes decir lo que te dé la gana ante el juez y no pasa nada...». En el último año, ha sufrido las mentiras de Miguel Carcaño, que una y otra vez han desorientado las pesquisas de las Fuerzas de Seguridad.

Según la legislación española, el falso testimonio no se puede imputar a los acusados que se sientan en el banquillo. El reo tiene derecho a no decir la verdad. Y pese a todo, Antonio afirma que la Justicia española le inspira «mucho» respeto. «Yo sólo digo que es mejorable. Tengo fe en la democracia y sólo quiero que se me oiga. La Justicia debe ser como un padre. Hay que confiar plenamente en ella. Y por eso mismo, yo ahora sólo exijo, pido seguridad. Por la memoria de mi hija».