Una negociación comercial acerca a China y Taiwán después de sesenta años
SHANGHAI.Actualizado:La chequera es lo que mejor funciona para distender las siempre complejas relaciones entre China y Taiwán, la isla que reclama. Así se volvió a demostrar ayer en Pekín, donde expertos económicos comenzaron las arduas negociaciones que deberían culminar en la puesta en marcha de un tratado de libre comercio a mediados de año, un paso que confirmaría la buena sintonía existente entre el Partido Comunista y el Kuomintang, los dos protagonistas de la encarnizada guerra civil china que ganó Mao Zedong y provocó el éxodo de Chiang Kai-Shek hace 60 años.
Todo empezó hace dos años con la normalización de los enlaces aéreos y marítimos, y le han seguido un buen número de alianzas en materias tan diversas como el turismo o la seguridad alimentaria. Ahora parece que el acuerdo está cerca. «Esperamos un entendimiento sobre cuestiones básicas para que las negociaciones lleguen a buen puerto», dijo el vicepresidente de la Asociación para las Relaciones en el Estrecho de Taiwán, Zheng Lizhong.
«Sin duda, el establecimiento de relaciones económicas fluidas proporcionará una gran estabilidad», comentaba ayer el consejero económico y comercial de España en Hong Kong, José Luis García Tapia, que no cree ya en la posibilidad de conflicto armado. «Habrá fricciones, pero quedarán en eso».
Desde que Ma Ying-Jeou obtuvo el poder en las elecciones generales de 2008, la 'provincia rebelde' ha dado un giro en su relación con China. La derrota del independentista Partido Democrático de Progreso deslizó el cerrojo y la crisis económica mundial ha abierto de par en par la puerta de la colaboración. «El objetivo es que Taiwán no quede marginada», asegura el vicepresidente del país, Vincent Siew.
Pero no todos ven con buenos ojos el acercamiento al eterno enemigo. La industria tecnológica de la isla ya ha mostrado su preocupación por el impacto que la eliminación de los aranceles puede tener en la producción nacional, y expertos americanos urgieron ayer al Gobierno de Taipei a diversificar sus inversiones y relaciones económicas «para evitar que China pueda coaccionar» a la antigua Formosa.
Curiosamente, la cita coincide con un momento en el que ambas naciones esperan el desenlace de sus acuerdos militares con terceros países. Por un lado, Taiwán ha logrado la aprobación de Estados Unidos para realizar un nuevo envío de misiles dentro de la tradicional cooperación militar. Por el otro, China espera que la presidencia española de la UE sirva para levantar el embargo de armas que pesa desde la matanza de Tiananmen.