Jameneí cierra la puerta a Estados Unidos, «el peor enemigo»
El líder supremo de la revolución iraní acusa a Barack Obama de emplear Internet para derrocar al régimen teocrático
TEHERÁN.Actualizado:El líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Ali Jameneí, ha cerrado la puerta a un eventual acercamiento a Washington al asegurar que Estados Unidos e Israel son «los dos peores enemigos» de la República Islámica y confiar en ellos es «el mayor error».
En declaraciones divulgadas por la agencia estatal de noticias Irna, la máxima autoridad de Irán acusó, asimismo, a la Administración que dirige Barack Obama de emplear internet como nuevo arma para derrocar al régimen teocrático.
«Durante los pasados treinta años, el Gobierno norteamericano, el régimen sionista y el sionismo internacional han descollado como los peores enemigos de la nación iraní», dijo Jameneí ante miles de personas en la ciudad de Amol. «Incluso hoy, verdaderamente, son nuestros peores enemigos y confiar en ellos es uno de los mayores errores que se pueden cometer», agregó.
Jameneí acusó a la Casa Blanca de recurrir a Internet para conspirar contra Irán, aunque advirtió que su intento, como los del pasado, está abocado al fracaso. «Los responsables estadounidenses dicen que han aprobado un presupuesto de 45 millones de dólares para derrocar a la República Islámica a través de internet», afirmó.
«Esto demuestra los desesperado que está el enemigo, porque ellos ya han gastados diez veces más esa cantidad para hacer frente a la República Islámica a través de la diplomacia, las sanciones, el entrenamiento de espías, la contratación de mercenarios y otras vías, y no han conseguido nada», agregó.
El Senado estadounidense aprobó el pasado julio el Acta contra las Víctimas de la censura en Irán que permite destinar unos 50 millones de dólares a la difusión de informativos en farsi, apoyo a las páginas web en esta lengua y contribuciones para saltar el bloqueo del régimen. Pese a la censura, internet se ha convertido en el principal arma de la oposición, que desde hace siete meses protesta contra la polémica reelección del presidente, Mahmud Ahmadineyad, y contra la represión y la dinámica en la que ha entrado el régimen.
Nada más conocerse el resultado, cientos de miles de personas se pusieron en duda la victoria electora, que la oposición considera fruto de un «fraude masivo».
En la represión de las movilizaciones perdieron la vida alrededor de una treintena de personas, según cifras oficiales, y 72 de acuerdo con los opositores, que también denunciaron torturas y muertes en las cárceles.
Más de 4.000 personas fueron detenidas, de las que casi un centenar -entre ellas altos representantes de la oposición aperturista- han sido juzgados y condenados a diversas penas de cárcel.
La situación se agravó el pasado 27 de diciembre, día sagrado de Ashura, en el que murieron ocho personas en enfrentamientos entre las fuerzas de Seguridad y grupos de oposición.
El régimen iraní ha acusado a Occidente, y en particular a Estados Unidos y el Reino Unidos, de la crisis, la peor que sufre Irán en sus tres décadas de República Islámica.
Según Jameneí, tras el alzamiento que derrocó a la monarquía Pahlevi en 1979, algunos grupos e individuos dijeron ser intelectuales, defensores de los deseos del pueblo y de la democracia, pero al final se levantaron en armas y atacaron al verdadero pueblo.
Jamení recordó que esos grupos estaban integrados por hombres sin fe y sedicionistas, en aparente alusión al movimiento de oposición en el exilio Muyahidin Jalq (combatientes del Pueblo), que Teherán considera terrorista.
Irán ha acusado a este grupo de participar e instigar las protestas y los disturbios actuales, e incluso a iniciado un proceso contra cinco supuestos miembros de Muyahidin. Algunos de los sectores más conservadores del actual régimen iraní, políticos, militares y clérigos, han pedido, además, que se arreste y encarcele a los líderes de la oposición reformista iraní, Mir Husein Musaví y Mehdi Karrubí, por haber puesto en peligro la seguridad nacional.