Partidos y nucleares
El debate sobre el 'cementerio atómico' ha hechos saltar las costuras de la disciplina partidaria
Actualizado: GuardarEl debate sobre la futura ubicación en suelo español de un 'cementerio nuclear' (Almacén Temporal Centralizado, ATC) ha hecho saltar las costuras de la disciplina de partido en al menos tres grupos políticos. Asistimos a la disputa entre un alcalde del PP con la dirección regional/nacional de su formación, al enfrentamiento entre un alcalde de CiU y su ejecutiva correspondiente y a amagos de discrepancia entre alcaldes socialistas y su dirección nacional.
El alcalde de Yebra (Ciudad Real) quiere que el cementerio nuclear se instale en su pueblo. Son 600 habitantes, se le anuncia que se crearán 500 puestos de trabajo y bienestar económico en la villa para varias generaciones. Es lógico que el alcalde, del PP, defienda el interés de su localidad, máxime si parte de la base de que el ATC es seguro y sin contraindicaciones. En estas sale Dolores de Cospedal -posiblemente la política española más desautorizada por sus propios compañero de partido- y dice que ni una instalación nuclear más en Castilla-La Mancha, «que esta comunidad ya ha sido muy solidaria en materia nuclear». Esta solidaridad parece evocar las dificultades que la eventual instalación acarrearía, lo que entra en clara contradicción con la postura de la propia Cospedal, defensora de la energía nuclear y que ha despachado las críticas a ésta con el manotazo de que son propias de la izquierda atrabiliaria.
En Ascó, con alcalde de CiU, no son muchos los vecinos que protestan en la calle por la posible instalación de un cementerio nuclear, que se uniría a la central existente en la comarca, de larga tradición y no pocos problemas. La dirección de Convergència amenaza con expulsar al regidor, que también es criticado por Esquerra Republicana e Iniciativa, mientras el president Montilla no ofrece una posición clara. Para terminar, dos municipios liderados por socialistas, Campo de San Pedro y Bernuy de Porreros, ambos en Segovia, se han bajado en marcha de la aspiración de sus alcaldes a ser sede del ATC ante el estruendoso ruido desatado por los vecinos, contrarios a la medida.
No se si es mucho pedir, a estas alturas del curso, que se abra en España un debate en condiciones sobre la energía que tenemos, la que necesitamos y de qué fuente debemos generarla. Parece necesario, no sólo para tratar de superar las broncas intrapartidarias -asunto menor-, sino, sobre todo, porque es evidente que somos un país deficitario en energía, que está obligado a importarla y que, por lo que vemos, no sabe dónde poner los residuos que la producción nuclear provoca.
España tiene superávit de sol y superávit de viento, pero, según algunos expertos, ni uno ni otro son suficientes para satisfacer la demanda energética. Debe decidirse si la energía atómica es o no la alternativa.