Opinion

Medallas a título póstumo

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Es llamativo lo agradecido que le está este país a sus muertos; ojalá fuera igual con los vivos. Medallas a título póstumo, se supone que se trata de agradecer un mérito hecho en vida que no se puede reconocer porque el sujeto ha muerto realizándolo. Pero este país sólo se lo reconoce al que muere, como si el mérito fuera morir. Entre muchas personas que están realizando las mismas labores acreedoras de recibir medallas los que sobreviven a estos hechos se quedan en el ostracismo, los otros no, los otros dan la vida, no la pierden, la dan. El mérito, creo yo, está en ofrecerla, y por eso no es justo que reconozcan el heroísmo de uno, el que muere, y no el de los que, igual de héroes, sobreviven.

Es posible que esto se deba a que el muerto es más rentable, el vivo igual no quiere hacerse la foto con el político. Esta vez la mujer muerta, la de Haití, la que hubiera regresado sin que le dijeran ni «buenas», condenada al ostracismo y sin mas reconocimiento que el de su propio orgullo y el de su entorno mas cercano, esta vez, digo, no salió tan rentable, porque su familia tenía casta y lo dijo, «nadie me ha dado el pésame, están todos muy ocupados en que el jefe se haga la foto», el robo de la hazaña que le costó la vida a la mujer en aras de la relevancia mediática de un pintas que no la conocería de casi nada. Un pintas que al saber que había desaparecido pensaría, «vaya marrón me ha caído como no aparezca la tipa esta».