Baño de cuerpo y alma
Actualizado: GuardarHay muchas maneras de redimir los pecados, según la religión que profese cada cual o la propia conciencia. Las culturas y sociedades se diferencian por sus ritos. Los musulmanes peregrinan a La Meca, los judíos rezan ante el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, los católicos acuden a Lourdes o a la romana plaza de San Pedro y los hindúes lavan sus pecados en Sangam (que en sánscrito significa cruce sagrado), justo en el lugar donde confluyen las aguas de los ríos Ganges, Yamuna y Saraswati, en la India. En esa zona se acaba de bañar este 'hombre santo' del hinduismo que aparece en la imagen. Imposible que la proyección de sus pecados sea equiparable a la de sus cabellos, con los que ya consigue acariciar el cielo. Sólo un esfuerzo de titanes puede erguir su larga y trenzada melena, lanzarla al viento, expandirla y que el agua bendita penetre hasta el último folículo piloso del asceta para, desde ahí, devolverla en forma de surtidor a su lugar de origen. Un baño salvador que practican cientos de miles de personas en ese punto sagrado de la India durante el mes de enero.
Cada año la festividad Maga Mela rememora la ceremonia, que este enero coincide además con otro festival, el Kumbh Mela. Se celebra cada doce años, según dicta la confluencia de astros; cuando Júpiter se encuentra en la constelación de Tauro y el Sol y la Luna en la de Capricornio. La última reunió a 75 millones de peregrinos.
El baño en las frías aguas del mítico Ganges purifica el cuerpo y el alma de los peregrinos, convencidos de que ganan en salud y acumulan puntos para viajar al paraíso tras la muerte terrenal. También hay quienes llevan allí a sus muertos para liberarles de la reencarnación. De lo último puede uno dudar, pero no del baño en un río que, por muy sagrado que sea, recibe cada día 3.000 millones de litros de vertidos y sin purificación previa.