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Lafontaine se retira de la arena política alemana

El carismático líder de La Izquierda abandona el Parlamento federal tras someterse a una operación de cáncer de próstata

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Oskar Lafontaine, quizás el político más odiado, temido y polémico de Alemania, reapareció ayer en Berlín para provocar un pequeño terremoto en el seno de su formación -die Linke (La Izquierda)-, y también en el agitado mundo de la política germana. El líder progresista, de 66 años, anunció que dejará su escaño en el Parlamento federal y que no volverá a postularse al cargo de presidente de su formación.

Lafontaine, que fue operado de cáncer de próstata en noviembre pasado, explicó que su decisión de abandonar la arena política nacional estaba motivada exclusivamente por «razones de salud». Eso sí, subrayó que seguiría activo en el Parlamento regional de Sarre, donde inició hace ya más de 40 años su agitada carrera.

«El cáncer ha sido el disparo de advertencia», confesó Lafontaine al referirse a la enfermedad que lo mantuvo alejado de la vida pública desde octubre, cuando anunció que no volvería a ocupar el cargo de jefe del grupo parlamentario de su partido. Su primera renuncia desató una ola de hipótesis en Berlín y la prestigiosa revista 'der Spiegel' se atrevió, incluso, a sugerir que su distanciamiento de la capital tenía que ver con una apasionada relación amorosa con Sahra Wagenknecht, la comunista más hermosa del país y diputada 'die Linke'.

Los rumores del romance quedaron enterrados cuando el propio Lafontaine anunció que sufría un cáncer de próstata. «En función de mi estado de salud y de los pronósticos médicos decidiré cómo seguiré con mi trabajo político a comienzos de 2010», anunció entonces poco antes de someterse a la intervención quirúrgica.

Crisis existencial

Ayer, Lafontaine evitó dar detalles sobre su estado de salud, pero admitió que el cáncer había provocado una segunda crisis existencial en su vida. La primera la vivió cuando fue víctima de un atentado. En abril de 1990, una mujer trastornada le clavó un cuchillo en el cuello durante un mitin electoral. «La dirección ha lamentado mi retiro, pero lo ha aceptado», prosiguió el líder de izquierdas. «Seguiré trabajando como jefe de mi grupo parlamentario en la cámara regional y también en la campaña en Renania del Norte Westfalia», añadió antes de prometer que seguiría intentando influir en la política nacional.

La Izquierda cosechó importantes éxitos electorales en el occidente del país gracias a Lafontaine, pero, al mismo tiempo, su carismática y polémica presencia se convirtió en una barrera insalvable para una posible alianza con el SPD.