Margot Kässmann bendice a los feligreses tras su sermón. :: EFE
MUNDO

La iglesia germana se posiciona en contra de la guerra de Afganistán

La presidenta del Consejo Evangélico provoca una tormenta política al reclamar el fin de la misión germana en el país

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Angela Merkel tiene varios títulos, oficiales y honoríficos, que adornan su vertiginosa carrera política. Además de canciller de Alemania y presidenta de la CDU, Merkel ha sido coronada como la mujer más poderosa del planeta, 'Miss Europa' por la revista 'Time' y como reina indiscutible de la política germana. Pero, desde el mes de octubre del año pasado, la canciller tiene una rival que puede poner en peligro su liderazgo y popularidad.

El pasado otoño, la obispo evangélica Margot Kässmann, una mujer de 51 años, divorciada, madre de cuatro hijos, autora de más de dos docenas de libros y conocida en todo el país por su valiente actitud de decir en voz alta lo que piensa, se convirtió en la primera mujer en ser elegida presidenta del Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania, un nombramiento que la convirtió en la líder espiritual de unos 26 millones de creyentes. Tras su designación, la prelado se ha mantenido fiel a los principios que adoptó cuando era una adolescente rebelde y tomó una decisión que la convirtió en la heroína de una amplia mayoría de alemanes y en una peligrosa enemiga de buena parte de los políticos de su país.

En un sermón, la obispo se atrevió a calificar la guerra en Afganistán como «inmoral e injustificable». «En el conflicto no hay nada bueno y es evidente que las armas no están llevando la paz. Por el contrario, todas las estrategias sólo han ocultado el hecho de que los soldados están utilizando sus armas e incluso se mata a civiles», censuró la prelado durante una misa celebrada en la Iglesia de Nuestra Señora de Dresde el día de Año Nuevo. «Necesitamos más fantasía para la paz, encontrar otras formas para superar conflictos», añadió. No fue todo. En una entrevista con un periódico de Hannover, admitió que la misión militar alemana en el país no podía ser justificada por la Iglesia Evangélica.

Las declaraciones de Kässmman provocaron un debate nacional que tiene en estado de alerta al Gobierno federal y a todas las formaciones.