'Julay José' sienta la cabeza
El segundo hijo de Julio Iglesias y eterno aspirante a cantante vende la exclusiva de su boda
Actualizado:Vivo muy bien en casa de mi madre, y de momento no me pienso marchar», declaraba en 2007 a este diario Julio Iglesias Jr., con su deslumbrante sonrisa dentífrica. Acababa de aterrizar, procedente de Miami, en el lujoso domicilio materno (donde contaba con habitación propia y a buen seguro con un suntuoso cuarto de baño). Pero estaba a punto de cumplir los 34 y corría el grave peligro de convertirse en fiel representante de la generación 'ni-ni', pues ni se le conocían estudios universitarios, ni un trabajo fijo... Sin embargo, él supo encontrar enseguida su sitio y una infalible manera de ganarse muy bien las lentejas convirtiéndose en personaje mediático. Dos años y varias exclusivas después, justo cuando su imagen pública comenzaba a languidecer, Julio ha resurgido con una noticia de impacto. Después de seis años de relación, afirma que va a casarse con su novia, la modelo belga Charisse Verhaert. Y para ello no les ha pedido 'permiso' a sus futuros suegros, sino a la revista ¡Hola!
Hay quien se casa por la iglesia y quien prefiere hacerlo por lo civil. Pero muchos famosos han encontrado una tercera vía: casarse por el cuché. La boda en el papel cuché sale muy a cuenta, pues en lugar de costar un riñón viene con un cheque suculento o, como poco, esponsorizada. Eso sí, hay que sacrificar la propia intimidad. Pero una vez superado este pequeño escollo, todo son ventajas. También requiere una gran rapidez de maniobra, pues una vez descubierta la noticia ya no hay exclusiva. Pero Julio Iglesias Jr. para eso es un maestro. Él, según colocó el anillo de pedida en el dedo de su novia y ésta le dijo que sí (y quién sabe si no antes incluso) comenzó a negociar con ¡Hola!. El resultado es el amplio reportaje a todo color publicado esta semana por dicha revista. En él, el sonriente novio confiesa que su familia se va a enterar del compromiso por la prensa, pero que no van a poner el grito en el cielo, porque ya le conocen y saben que a él le mueven sobre todo los sentimientos. Debe referirse Julio a los profundos sentimientos de adoración que le inspira su cartera; pues ella es, de momento, la mayor beneficiada.
Nacido Julio José y no Julio Junior, como a él le gusta que le llamen, el hijo más filipino de Julio Iglesias es el segundo de los tres que tuvo el cantante con Isabel Preysler. En 1980, dos años después del divorcio de sus padres, emigró con sus hermanos a Miami, para instalarse en el hogar paterno y disfrutar de todas las ventajas de un paradisiaco enclave (sol, playa, deportes acuáticos..) unidas a las múltiples comodidades que implica ser hijo de un multimillonario.
Suelen decir que, despojado de un rol tan marcado como el que a menudo desempeñan el primogénito o el pequeño de la casa, el hijo mediano tiende a hacer su vida, a desligarse con más soltura del clan familiar y a intentar pasar desapercibido. En el caso de Julio José fue bastante cierto, pues creció sin llamar demasiado la atención, a la sombra de una hermana mayor, Chábeli, que ya de adolescente se convirtió en carne de portada (y, más tarde, al dar la campanada de la boda y posterior divorcio de Ricardito Bofill, en musa del cotilleo patrio), y bajo el peso implacable del éxito de su hermano menor, Enrique, que despuntó muy joven como cantante y alcanzó enseguida una fama internacional casi comparable a la de su progenitor.
Condenado desde niño a las portadas, la ironía del destino ha querido que en las biografías anglosajonas de Julio José figure que es hijo «de una celebridad filipina que trabaja como periodista del corazón para la revista ¡Hola!». Algo de cierto hay en ello, pues Isabel Preysler (por intentarlo que no quede) ha escrito alguna vez entrevistas para dicha publicación. Sin embargo, la piedra en el zapato de Julio Jr. no ha sido la prensa rosa (pese a que en su día le apodó 'Julay José'), sino sus continuos intentos frustrados por hacerse un hueco en el mundo de la música a uno y otro lado del Atlántico. Mientras su hermano Enrique arrasaba mundialmente con cada nuevo 'single', hasta el punto de ser percibido por su archifamoso papá casi como una amenaza en el plano artístico, Julio Jr. no lograba convertir en 'hit' ni uno de sus discos.
El apoyo de papá
Tal vez por eso, Julio Iglesias siempre le apoyó más que a su hermano. «El que canta bien de verdad es mi hijo Julio», respondió una vez Iglesias ante la insistencia de los periodistas por saber qué opinaba del fulgurante éxito de Enrique. «Julio va a romper con su nuevo disco», vaticinaba una y otra vez el orgulloso y partidista papá. Pero eso nunca ocurrió. Pese a haberlo sacrificado todo por el sueño de triunfar como cantante (en Estados Unidos llegó a rechazar importantes papeles en culebrones televisivos y hasta en musicales como 'Grease'), ninguno de sus tres álbumes: 'Under my eyes', 'Tercera Dimensión' y 'Por la mitad' alcanzaron gran difusión. Y sus momentos más memorables sobre un escenario se resumen en haber cantado en la gala de Miss Universo y haber actuado como telonero de Cher.
Lejos de amargarse, Julio Iglesias Jr. ha encajado siempre su falta de éxito en la música con gran deportividad y con esa sonrisa suya, llena de dientes blanquísimos y perfectamente alineados. «¿Celos de mi hermano, yo? ¿Por qué? Si todavía no he triunfado como él es porque a mí lo de la música se me ocurrió el último. Empecé a escribir canciones a los veintipico años. Pero aquí hay sitio para todos», explica Julio José a quien le quiera escuchar, con esa cara de felicidad total que lo convierte, al menos en apariencia, en el más satisfecho, feliz y encantado de conocerse de todos los Iglesias Preysler.