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SEÑORA

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Hay que ver cómo se ha puesto el personal por la manera en que los guionistas han matado a Victoria, la protagonista de 'La señora' en TVE-1. Todo el mundo sabía que Victoria iba a desaparecer de la serie porque la actriz, Adriana Ugarte, ha decidido dedicarse a otras cosas, pero se ve que los fans habían imaginado una salida más. ¿Más qué? Uno lee los comentarios de los espectadores -muchos, muchísimos, y casi todos muy enojados- y constata que con esto pasa como con la selección de fútbol: que cada uno tiene su propio once ideal. En líneas generales, el espectador-tipo de 'La señora' hubiera preferido que la protagonista se fugara con Ángel, el cura renuente, para dar vía libre a su amor. Es comprensible, pero entonces TVE tendría que dar carpetazo a la serie, y eso es tanto como taparle el aliviadero a la gallina de los huevos de oro. Y es que el problema de las series de TVE, cuando funcionan, reside precisamente ahí: en que ya no pueden parar de poner huevos, y así es preciso estirar el relato aunque la narración original no pueda seguir adelante.

Esto no es nuevo, por supuesto. Ahora que estamos en el año de Sherlock Holmes, a lo mejor conviene recordar que Conan Doyle, una vez muerto su personaje, tuvo que devolverle a la vida por la presión del público, que se agolpaba ante las oficinas del 'Strand Magazine' para exigir el retorno de su héroe.

La propia madre del escritor tomó cartas en el asunto: «Te cuidarás muy mucho -escribió a su hijo- de causarle mal alguno a un personaje tan agradable como el señor Holmes». Y así Holmes volvió, para gozo del aficionado. Lo que pasa es que, normalmente, los guionistas de televisión rara vez tienen el talento de Conan Doyle, de manera que las prolongaciones hasta el infinito de los relatos televisivos suelen caracterizarse por un acusado descenso de calidad. Yo no sé si pasará esto también con 'La señora'. Lo que me pasma es que el público, que ha aguantado sin rechistar una visión deliberadamente 'orientada' de la historia, monte en cólera por una muerte inconveniente. El público es así.