Obama encaja el voto de castigo
El líder demócrata promete «pelea» a los bancos al anunciar nuevas medidas para evitar que asuman riesgos excesivos Achaca la derrota en Massachusetts al descontento generalizado por la crisis
NUEVA YORK.Actualizado:Barack Obama ha vuelto a demostrar que cuando la situación pinta fea para los demócratas siempre es el primero en asumir toda la responsabilidad. Ésa fue su actitud hace un par de semanas, cuando exculpó a los responsables de la red de inteligencia de los graves fallos de seguridad que condujeron al intento de atentado de Detroit, y ha vuelto a suceder ahora tras el fuerte varapalo sufrido por la candidata de su partido en la elección especial al Senado en Massachusetts, cuya consecuencia inmediata es la pérdida de la holgada mayoría en Cámara Alta imprescindible para sacar adelante buena parte de sus promesas electorales.
Lejos de buscar explicaciones en clave local, el presidente entiende que se ha producido un voto de castigo a su Administración por no dar salida a las frustraciones económicas de la clase media, un descontento que la Casa Blanca se propone afrontar con rapidez, según se desprende de las intervenciones realizadas en las últimas horas por sus asesores más destacados. Obama ha puntualizado que su equipo ha sido muy eficaz en la búsqueda de nuevas herramientas para mejorar la situación del país pero ha fracasado en explicar adecuadamente sus virtudes, algo que ha dejado a sus compatriotas «desorientados e indiferentes» ante la oleada de medidas lanzadas por el Gobierno.
«Hemos estado tan ocupados en poner en marcha recursos y en lidiar con los aspectos más urgentes de la crisis que hemos perdido cierta capacidad de hablar directamente a la gente sobre cuáles son sus valores más importantes y por qué tenemos que asegurarnos que nuestras instituciones se modernizan para estar a la altura de esos valores», aseguró el mandatario en una entrevista con a la cadena ABC.
Pese al tono general de autocrítica, Obama no olvidó lanzar algunos dardos a sus oponentes políticos, a los que culpó en gran medida de la maltrecha situación actual. El ambiente de enfado, vino a decir, «no es sólo por lo que ha pasado en el último año, sino por todo lo ocurrido en los últimos ocho». Luego comparó el sentimiento de rechazo que propició su fulgurante ascensión a la Casa Blanca hace un año con el que movió el pasado martes a los votantes para elegir la opción republicana en Massachusetts, estado en el que los demócratas John y Edward Kennedy habían ostentado el escaño desde 1954.
Desconcierto
Más allá de la franqueza con la que Obama se ha expresado ante sus ciudadanos, el nuevo escenario que se dibuja en Washington ha sembrado el desconcierto en las filas demócratas. Envalentonados con la victoria de Scott Brown, los republicanos han hecho una lectura urgente de la situación pidiendo al gobierno que abandone la reforma sanitaria. Pese a la firmeza de Obama, en las últimas horas el desánimo entre los demócratas es tal que muchos creen una tarea imposible que el país cuente con un plan de salud en los términos aprobados en diciembre.
Mientras, el presidente volvió a la carga ayer contra Wall Street con el anuncio de nuevas restricciones al tamaño y las actividades de las entidades financieras, que incluirán límites a las operaciones en las que pueden invertir su propio dinero. El inquilino de la Casa Blanca pretende que los bancos comerciales no puedan a la vez invertir en fondos de riesgo u otros modelos de negocio que favorezcan una especulación descontrolada.
«Aunque el sistema financiero es hoy mucho más sólido que hace un año, sigue funcionando con las mismas reglas que permitieron ponerlo al borde del colapso», proclamó antes de alertar a Wall Street que sacará adelante sus planes. «Si quieren pelea, la tendrán», avisó.