Jaime Martínez-Bordiú y Ruth Martínez en tiempos más felices. :: MARTÍ E. BERENGUER
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El nieto de Franco, condenado

A Jaime Martínez-Bordiú le cae un año de cárcel por maltratar a su ex pareja Ruth Martínez. Para la Audiencia de Barcelona no fue una pelea «aceptada, ni en igualdad de condiciones»

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Al final no se irá de rositas. A Jaime Martínez-Bordiú, uno de los nietos de Franco, le ha caído un año de prisión por maltratar a su ex novia Ruth Martínez. La Audiencia de Barcelona tiene clarísimo que actuó «movido por un elemento intencional de dominio, violencia y machismo». Suficiente para que el brazo de la ley le eche el guante aunque, seamos sinceros, muy posiblemente acabe librándose del castigo al carecer de antecedentes penales. Eso sí, la condena formal no se la quita nadie. Y eso que él jura y perjura que no intimidó ni pegó a su ex pareja. Ahora se siente víctima de un «abuso» en la aplicación de la Ley contra la Violencia de Género.

Los hechos se remontan al verano de 2007, cuando ambos se las prometían muy felices en un hotel de lujo de Mijas (Málaga). Allí, por lo visto, se enzarzaron en una discusión que degeneró en «insultos» de tal calibre que ella no dudó en dar por zanjadas las vacaciones y coger el primer vuelo a Barcelona. Pero justo ahí entra en acción Martínez-Bordiú. Es lo que ha contado Ruth Martínez en más de una ocasión. Y sin cambiar una coma.

Para empezar, la cogió de los brazos y la arrojó sobre un sillón. Entonces una cosa llevó a la otra: Martínez-Bordiú le quitó la maleta y dio una patada a una silla que, a su vez, impactó contra un ordenador que, de carambola, la golpeó de lleno. Y como remate la amenazó con comprar «todos los billetes» con destino a Barcelona para que no pudieran venderle ninguno. Pero, nada, ella no se arrugó: se fue corriendo a recepción, pidió un taxi y llamó a la Guardia Civil. Y el nieto de Franco, fuera de sí, le soltó un 'te mato' que le heló la sangre.

Ante este panorama, la Audiencia no da por buenos los argumentos de la defensa. Ni se trataba de «una pelea mutuamente aceptada», ni se produjo «en igualdad de condiciones».