Zapatero pospone al 5 de febrero su propuesta de reforma laboral

En pocas horas el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, accedió a la petición de CEOE, CEPYME, CC OO y UGT de retrasar (al 5 de febrero) la presentación de su propuesta de reforma laboral, y es que el consenso entre las organizaciones empresariales y sindicales es inusual. Llevaban muchos meses sin llegar al entendimiento. La última vez fue el 11 de febrero de 2009, cuando renovaron el acuerdo que resuelve conflictos laborales fuera de los Tribunales de lo Social. Ahora bien, el Ejecutivo advirtió de que no habrá más demoras.

Al ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, le correspondió ayer hacer pública la decisión de la Presidencia de posponer 15 días la presentación de un documento que Rodríguez Zapatero había anunciado para el Consejo de Ministros de hoy. Por otro lado, la demora solicitada obliga a los cuatro interlocutores a acelerar la firma del pacto-guía que marcará las líneas generales de los convenios colectivos de los próximos años y que, junto con los salarios, abordará jornada, movilidad, establecimiento de turnos, etc., para conseguir una mayor flexibilidad interna en las empresas.

Patronales y sindicatos solicitaron que el debate sobre la reforma laboral comenzara en la segunda mitad de febrero. Sin embargo, no hubo críticas a la decisión del Ejecutivo. El secretario general de CEOE, José Luis Lacasa, expresó desde Ávila su esperanza de que el plazo concedido sea suficiente para concluir el pacto bilateral. «Tendría poco sentido sacar un acuerdo de negociación colectiva en el mes de julio. Sería como intentar vender paraguas en verano», ironizó. La central socialista no puso ninguna objeción y el secretario de Comunicación de Comisiones, Fernando Lezcano, se limitó a decir: «lo comprendemos».

En su petición, CEOE, CEPYME, CC OO y UGT argumentaron que no conviene solapar la negociación bipartita con la tripartita. Además, alegaron que un acuerdo entre patronales y representantes de los trabajadores supone un buen comienzo para la reanudación del diálogo social con el Gobierno, roto en julio de manera estrepitosa.

Antes de febrero de 2009, los máximos responsables de las cuatro organizaciones firmaron el 29 de julio de 2008 en La Moncloa, con Rodríguez Zapatero, una declaración de intenciones, base del diálogo social tripartito para la presente legislatura. Fue un documento amplio que abarcaba cambios en diferentes ámbitos, pero su negociación no prosperó. Las relaciones entre los interlocutores, sobre todo entre Gobierno y sindicatos con los empresarios, se deterioraron hasta que un año después el debate quedó roto.

Ahora, las tres partes apuestan decididamente por consensuar una reforma laboral. Entonces también todos hablaron de la necesidad de cambios, pero la petición reiterada de la CEOE de crear un contrato con una indemnización por despido improcedente más baja que la actual de los empleos indefinidos y más alta que la de los temporales dio al traste con la negociación. Otra demanda empresarial,que tampoco tiene cabida en el nuevo proceso es la reducción de cotizaciones. La petición ha sido rechazada tajantemente, incluso antes de que comience el proceso, por el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, que la considera un peligro para el sistema.