Sociedad

La escritora María de la Pau Janer se reencuentra con las pasiones y el Mediterráneo

MALLORCA. Actualizado: Guardar
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«Vuelvo a mis paisajes más queridos e íntimos, a lo que mejor conozco, al territorio de mi infancia». Lo explica María de la Pau Janer (Palma de Mallorca, 1966) mientras pasea por el corazón de Pollença, la localidad mallorquina en la que transcurre 'Cartas que siempre esperé' (Planeta), su regreso a la novela y a la arena editorial tras ganar el 'Planeta' en 2005 con 'Pasiones romanas'.

«Necesitaba este regreso a mis raíces, a unos paisajes y una ciudad que aúna tradición y modernidad, refugio de pintores y creadores», explica la narradora en un recorrido por los escenarios de esta ficción con múltiples voces en la que ha trabajado durante el último lustro.

Amor, desamor, dificultades de comunicación y secretos están en el armazón y los cimientos de una novela «a la que definir como romántica sería hacer de menos y etiquetar de una manera pobre».

Surgió de una anécdota muy concreta. La multipremiada escritora mallorquina, que alterna el catalán y el castellano, conoció a un jubilado que le explicó cómo había trabajado durante años en el departamento de 'cartas muertas' de Correos. La 'cárcel' de unas misivas que carecían de remitente y de destinario claro y que acaban en una suerte de limbo postal.

Unas cartas «plagadas de historias y secretos que son el alma de una narración que impulsó también un cuento de Herman Melville en el que el protagonista se vuelve loco al trabajar en el departamento de cartas muertas de Washington». «Ahora, en lugar de cartas recibimos correos electrónico o mensajes de texto en el móvil, pero los secretos y la necesidad de comunicarse es la misma», resume la escritora.

Secretos

«Es una novela coral, de esperas y secretos y en la que, como en casi todas mis novelas, los protagonistas son los héroes cotidianos» explica Janer ante los 365 escalones del 'Calvari' de Pollença, escenario crucial de la novela. «Son personas con un mundo interior extraordinario, muy rico, pleno de colores y matices, aunque aparentemente sus vidas sean grises», apunta.

«Unas vidas que giran en torno a esa cartas muertas que nunca llegan a sus destinatarios y en las duermen esos secretos que hacen interesantes todas las vidas y las relaciones humanas. Son historias llenas de fuerza. Aventuras que no son aparatosas ni escandalosas, pero si muy intensas», dice la autora de novelas como 'Las mujeres que hay en mi' o 'Lola'.